por Alex Kaiser Mar Oct 25, 2011 3:35 am
Vanesa Cabot
EDAD : 18 Años
Personalidad
--- Historia & Datos Importantes
A los cinco años aprendió a nadar y a andar en bici sin ayuda, lo de esperar a que papa y mama tuviesen tiempo para enseñarle ya no iba con ella. Siempre sobresalió por su caracter, no es de extrañar que a los doce también decidiese aprender otras cosas sin ayuda y supervisión, fue a esa edad cuando empezó a salir, a escaparse sin permiso y comenzó a frecuentar lo que, en cualquier ambiente, se llamarían malas compañias. En uno de esos ambientes también, no muy propicios para una joven en edad tan temprana y tan desarrollada para su edad conoció a Jake Parrish, se odiaron mutuamente nada más echarse un vistazo, él a ella por su osadía y por reirse con ganas mientas él perdía una carrera de motos, ella a él por tener la libertad de hacer lo que ella no podía. siempre había querido montar, pero nunca había conseguido que le comprasen una y aún era pequeña para llegarle a los pedales en semejante monstruo. La muerte de sus padre no la afectó como a los demás, mantuvo el resto serio y oculto en el funeral, !oh, si¡ Cómo se esperaba de ella, pero en silencio no sentía demasiada pérdida, al fin y al cabo apenas estaba en casa seis semanas al año, y su madre, su madre lloraba a su lado, desconsolada, pero ella se preguntaba cuanto más iba a echar de menos los cheques que a su marido, casi todo el pueblo sabía que pasaba mucho tiempo en casa del dueño de la tienda de animales. Se mantuvo firme y siguió con su vida. Tres años más y una licencia de motos la devolvieron a Jake. Le gustase o no alguien debía enseñarle esta vez, ella sola no se bastaba y por mal que le pareciese ahora el niño era quién ganaba todas esas carreras ilegales, el halcón azul, llamaban a su moto, Vanesa pensó que si debía pedir ayuda ¿por qué no al mejor? No fue una petición exactamente lo que le hizo, más bien una propuesta, "no tenemos porque caernos bien, tú me enseñas, yo te pago, ¿qué quieres a cambio?" Jake aceptó, tras observarla varios minutos en silencio y prometió ayudarla a cambio de algo, algo que solo pediría si ella estaba lista para participar en el próximo tour. Sonriente, y pensando que al final le saldría muy barato,Vanesa también dió su conformidad. Pero a veces, a veces las cosas no salen cómo te las esperas y el precio que pagó fue quizá el más caro de su vida, aún cuando a la chica siempre le ha gustado gastar. Diez meses, casi un año, le llevó a Jake prepararla para el tour, diez intensos meses en que parecieron estar pegados el uno al otro, Jake la recogía al salir de clase, siempre duro, la hacía levantar peso, hacr footing, mantenerse en forma y correr una y otra vez, bajo la lluvia, con niebla, a Jake siempre le daba igual, tienes que poder sujetarla, decía, ¿cómo vas a controlarla si no puedes con ella?, y una y otra vez ella cerraba la boca y lo intentaba un poco más fuerte. Una y otra vez le indicaba lo que no debía hacer mientras el circuito cada vez era más largo y los obstaculos más densos, pero Jake nunca parecía satisfecho, "no me pareció que fueses el tipo de chica que se conforma con un segundo puesto, ¿lo eres?" le había contestado la unica vez que estuvo a punto de rendirse, y ella entendió que no, no lo era. Llegados a ese punto Vanesa ya sabía que no era odio lo que sentía por Jake Parrish, era un niñato insufrible, pagado de si mismo, terco y de malos modales, además del ser más egoista que ella hubiese conocido nunca, aparte de ella misma, pero aún así no podía odiarlo, porque lo entendía, en el fondo lo entendía. Y llegó el día de la carrera, Jake la había apuntado el mismo día en que decidió hacerse cargo de ella, tan seguro estaba, él no corría esta vez, pensaba verlo todo desde los boxes, estuvo allí desde primera hora, por primera vez suave, animandola, apoyandola, diciendole lo mucho que confiaba en ella, y ella le creyó, salió a la pista sin temor, confiada, estaba lloviendo a mares y el circuito se convertía en barro, pero Jake la había obligado a correr en sitios peores y aún no se había roto el cuello, en cuanto se sentó sobre la moto y el murmullo del motor la inundó se olvidó de todo menos de si misma y la velocidad y ganó. Era un triunfo y estaba feliz, fue a celebrarlo con la unica persona con la que se le ocurrió, lanzandose a sus brazos sin pensarlo demasiado, cuando lo besó y él le respondió pensó que ese era sin lugar a dudas el día más feliz de su vida, pero sólo fue un espejismo de apenas sesenta segundos. Jake apartó sus brazos y lo unico que llegó a decir mientras se alejaba fue: "Ya no me necesitas" Un mes más tarde se enteró de que había dejado el pueblo, había desaparecido para siempre, sin una llamada, una visita, ni siquiera una maldita carta, cómo si nunca hubiese importado. Del odio al amor y del amor al odio sólo hay un paso.
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