Leia Orsini

Leia Orsini

EDAD : 15 Años

Personalidad

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Historia & Datos Importantes

La historia de Leia es la historia de la niña perfecta, la hija perfecta, la perfecta chica adolescente. Obediente, respetuosa con sus mayores, siempre dispuesta a ayudar. La parte que ven los demás. Siempre impecable, ocultando sus emociones, sin levantar nunca la voz, sin olvidar un cumpleaños, con una palabra amable para cualquiera, siempre sonriente.

En el instituto es popular, presidenta de varios clubes, rodeada siempre de gente que pulula a su alrededor para ganarse el reconociemiento o simplemente para que un poco de su luz, escapada, les ilunine. Eso es lo que ven los demás.

Cuando nadie mira, sin embargo, Leia es otra. Una niña que nunca tuvo la aprobación paterna y que ya nunca la conseguirá porque su padre hace mucho que ha dejado de respirar. Pero ella lo intenta, lo intenta igualmente, ser todo lo que a él le hubiese gustado que fuese. Si es dominante y se toma tantas molestias porque todo quede perfecto no es porque sea prefeccionista sino porque aún espera poder borrar las últimas palabras que le oyó decir a su padre. "Esa no es mi hija". no debió escuchar, estaba mal oir tras las puertas, se lo habían dicho mil y una vez, pero estaba allí, buscando la correa de Rudo, que se había escapado, y no pudo dejar de oirlo. su madre le reprochaba que no pasaba tiempo con ella, que la niña se desvivía por agradarle y que él siempre parecía ocupado. su padre sólo dijo esas cinco palabras, y salió de la casa para nunca más volver...el accidente...

Han pasado muchos años pero Leia aún intenta olvidarlas, hacerlas desaparecer.

Nunca rendirse, nunca bajar la guardía, nunca dejar que nada ni nadie se escape de tu control, eso parece ser lo que funciona.

Todos te dirán que la conocen, que son buenos amigos, pero pocos saben que eso no es verdad, conocen la parte que muestra, la proyección de si misma que quiere dar. Esa otra Leia, la que le gusta a todo el mundo. Pocos conocen a la real, la chica que llora a escondidas en los armarios, la que fuma cuando nadie la ve, la que se siente sola y acorralada, la que tiene miedo de no ser lo suficientemente buena, la que una vez se tiró del puente viejo al agua, sólo por saber cómo se sentía uno al dejarse caer.

Alek la conocía. Y la quería también. O eso decía hasta que en esa fiesta, él también le falló. No le perdonaría, no. Nunca le perdonaría, podía perdonarlo por el beso, estaba borracho, era un juego, no había significado nada, estaba bien. Pero no le perdonaría por hacerla sentir de nuevo despreciada, por dejarla en evidencia ante tanta gente, por hacerla pensar otra vez que no era lo suficientemente buena.

Y el caso es que quería perdonarle. Lo añoraba. Jim era un encanto, el novio perfecto, guapo, atletico, lo bastante listo como para no mearse en público pero no lo suficiente como para poder objecciones. Obedecía, como Alek en su día, pero ella sabía que no era lo mismo. Alek obedecía porque así lo decidía, sabiendo en todo momento porque lo hacía. Y cuando estaban solos, cuando estaban solos no tenía que fingir, no tenía que ser perfecta, sólo ella misma. Jim tampoco la conocía.

Lo hubiese perdonado, lo hubiese hecho, a pesar de todo, si él hubiese pedido disculpas públicamente o le hubiese demostrado que no podía vivir sin ella. Pero no lo hizo. Sólo se disculpó mil veces por mensaje de texto y como ella no quiso verle la cara lo dejó correr. ¿Es que no sabía, no la conocía lo suficiente cómo para saber que debía aparecer aunque ella le dijese que no quería verlo? Esperó, y esperó, dos meses enteros, pero no llegó. Y luego aún pareció ofendido aquel día que la encontró en la feria con Jim...!bien¡ Mucho más ofendida se sentía ella.