Cabaña 'Medici'

Aquella mañana solo quería despertar temprano y volver a la rutina del día, era necesario para mantener mis fuerzas al máximo y no pensar siquiera en lo que había ocurrido hace dos semanas.

La noche había llegado tan pronto el aire a mis pulmones, lo más delirante, es que ahora las farolas que alumbraban la calle, parpadeaban como si fueran a perderse, y es lo que sucedió, inclusive estaba a oscuras dentro de la casa, aquella casa que se sentía fría y abandonada, porque es lo que era, nada menos y nada más que una casa donde solo habitábamos mi madre y yo. Aquella mujer que me echaba la culpa de la muerte de mi padre, pero. Es que lo era o si no lo era ¿Qué había pasado? Solo nos había abandonado para jamás volver de ese accidente, en esa ruta.

Rudo había vuelto tres días después, añorando un plato de comida, algo alegre de haberse alejado un tiempo y algo contrariado al no encontrar a la cabecilla de la familia, ahora sería el protector de la casa y eso no le agradaba demasiado, luego de comer todas las croquetas posibles y un baño, había caído dormido en la alfombra frente a la chimenea, así era, el consentido, inclusive puedo decir que mis madre lo querían más a él, que a mí.

Intente hacer los deberes en medio de la oscuridad, acomodar aquellas listas de los clubes, pero me era imposible concentrarme ¿Qué hacía cuando la luz de iba? Corría a brazos de Alek, le decía que me hacía sentir como aquella niña que había escuchado esas palabras detrás de la puerta, le decía que no me gustaba sentir eso, esa soledad e incapacitación, y ahí estaba, siempre. Ahora…al igual que la luz, desapareció. Cerré los cuadernos y comencé a acomodar mi alcoba, tal vez si mantenía las cosas en su lugar, mantendría mi mente ocupada. Comencé por guardar todos esos recuerdos en una caja que había conseguido del ártico, y en cuanto estuvo llena, subí las escaleras, dejándome caer entre el polvo, mirando el cartón, queriendo llorar, una vez más, pero era suficiente, ya habían pasado casi 6 meses. Mire el desorden del ártico, que en un momento me era ajeno, pero el darme cuenta de que una funda de ropa colgaba de un gancho sobre el espejo de cuerpo completo, me acerque, bajando el cierre, blanco y diamantes, vestido de bodas de mi madre. Contemplándolo por unos instantes, sabía que no podría salir de ese ártico hasta que tuviera todo organizado. Los objetos, me cabeza, mis ideas, mis sentimientos, así que me quede y deseaba que alguna vela me alumbrara.

Ahora solo tengo aquel libro que logre rescatar del olvido, es pequeño, y tiene demasiado polvo. Había estado al fondo de un enorme cofre que contenía cartas, direcciones, papeles, historias y esas cosas. Había comenzado a ojearlo por mera curiosidad, y no es que fuera de mi incumbencia, pero tenía aquella dibujos que solo aparecen en las películas que cuentan una historia de satanismo ¿satanismo? No precisamente, letras que formaban palabras…diferentes a la actualidad. Y es que al principio solo me había quedado observando el mero diseño. Al siguiente día, me había quedado hasta tarde, entre los libros de la biblioteca, latín, ¿Qué hace un texto antiguo y latino hasta Salem? No tenía ni idea, frases que se entendían por si solas y otras cuantas, en donde el interés me podía y conseguía averiguar el significado. No soy una friki, solo una chica que organiza demasiado bien su tiempo y tiene de sobra. Pero eso, Jim no lo sabe.

Entonces, todo tomaba sentido, fragmentos de una historia que comenzaba a tener valor ¿magia? Fue aquella noche que mi madre decidió que era momento para recordarme una culpabilidad inexistente.

Tomaba la cena, en silencio, mirando por la ventana de la cocina, esperando que el día mejorara. Un día a la semana, normalmente cae en los Jueves, este día. Comienza desde reproches del colegio, si, sé que mis notas son de las mejores, pero ella no lo sabe o quizás piensa que Ana Lopez seria una mejor hija, que yo, claro que lo piensa, ya me lo ha dicho. Sigue con el tema de Jim y Alek, ahí es cuando me hago de oídos sordos y me digo a mi misma que son mis decisiones, asiento como buena chica. Pero no es justo que comience a comparar…nunca quiso a Alek, no tengo ni idea de porque, quizá era porque prefería estar con él, que con ella. Y ahora que ya no está, halaga a Jim, como si fuera el chico perfecto, si, solo que no sabe cómo piensa aquel muchacho con hormonas alborotadas. Y la cereza del pastel, el tema más delicado, mi padre. En cuanto dice que no hice nada para estar siempre con él, me tenso, dejo de masticar, paso el bocado e intento tomar aire porque pareciera que me voy a desmayar en cualquier momento, me quedo callada, asintiendo, negando con la cabeza, dejando que me diga todo lo que quiera. Sigo mirando al exterior, y por un momento deseo que se quede callada, el aire hace que la ventana se cierre con fuerza, haciendo que susto lo calle la boca. Pero como ve que el viento se detiene, sigue, me incorporo de mi taburete y dejo los platos en el lavavajillas, estoy a punto de desearle las buenas noches, pero me sostiene del brazo, ‘suéltame’ es lo que puedo pensar, ahora comienza a asustarme.

Cierro mis ojos y de nuevo quiero que todo se detenga, escucho un sonido eléctrico y abro mis ojos, oscuridad, de nuevo. ¿Qué ha pasado? Me suelto de ella y salgo corriendo a mi habitación, sin cerrar la puerta y me acurruco en mi cama, mirando el espejo que esta frente a mí. Algo extraño sucedía en casa. Rudo entra corriendo antes se subirse y acurrucarse a mi lado, intenta protegerme.

Pero eso no comprobaba nada, era casualidad que esas cosas pasaran, tal vez la fuerza de un deseo. Pero no se detuvo. A la siguiente semana, al llegar a casa, tenía un tremendo escalofrío y lo único que quería, era sentarme frente a la chimenea en el calor del fuego, pero estaba apagada, como si fuera una ilusión, comenzó a arder en llamas, pero subió y subió, hasta que quemo la pared, tuve que echar agua con un balde para que se detuviera, y no lo podía creer, hasta que vi esos apellidos en el libro. Kaiser, Cabot, Lerman, Parrish y uno extra, pero que termina tachado.

Tal vez me estaba volviendo loca, pero la historia comenzaba a tener más congruencia. Hace años, se dice que existía la magia, hace años, se dice que hubo una cacería de brujas y hechiceros, todos se escondieron debajo del agua, los linajes dejaron de informar, ni siquiera…¿nuestros padres?. Dejaron de pasar la información a lo largo de las generaciones y ahora estamos nosotros o yo que hago que casi se incendie la casa. Pero si me lo ponía a pensar, todos ellos eran como…los que vivían en su mundo hecho de popularidad, diversión y esas cosas. ¿Hacer que se lo crean? Pero había algo más, en todas las situaciones, la generación pasada, había muerto, excepto…

Bajo las escaleras, tomo un sueter ligero y lo encimo sobre la blusa negra que llevaba aquel día, unos jeans ajustados, cortesía de una de esas salidas con las chicas y abandono mi casa. Saliendo, llamo a Jim y le digo que pase a la cafetería, de siempre, por mí. Camino lo más rápido que puedo, sin mirar atrás, con aquel libro en la mano, nadie se interesara por él, saben que puedo llevar siempre una libreta en la mano para las anotaciones. Llego a la línea donde comienzan a aparecer los negocios y doy la vuelta en la avenida principal, antes de llegar al final, una camioneta se estaciona a mi lado, Jim, sonrió mientras abro la puerta y subo. Comienza a decirme que que bueno haya decidido ir a su fiesta, esta noche, alzo una ceja, no lo recordaba, pero me vendría bien. Hablar con unos cuantos ¿Quién me creería primero? Aunque estaba segura de que no podría hablar con Alek, quizás con el hermano mayor si. Me mira un poco, no se cree que vaya arreglada de esa forma, ni siquiera me arregle, como cada día, solo había rizado mis pestañar y me había puesto algo de rubor, creo que el jean le es sufisciente, porque comienza a manejar. En 15 minutos, donde su mano no se ha apartado de mi pierna, llegamos, su cabaña del bosque, era tan lujosa, y estaba alejada del pueblo, era obvio de que todos sus amigos irían. Todos sus amigos.

Tiene la decencia de abrirme la puerta y ayudarme a bajar, dejo el libro en la guantera, me encamina por el borde de la hierba, hasta alcanzar las escaleras, dentro ya están sus guardaespaldas, digo, sus amigotes junto con sus chicas que llevan la falda más diminuta que pudieron haber encontrado. Muerdo mi labio inferior para no decir nada, solo me limito a saludar, aceptar una cerveza y sentarme en las piernas de Jim en lo que comienzan a llegar los demás, se que vendrán, si no lo hacen, tendré que mandar mensajes desde el celular mi querido novio.

Podría estar feliz de la vida, disfrutando de la fiesta aunque sea solo unos segundos antes de embriagarme…digo, antes de ir a casa, y por más que me pienso el que haré antes de que me dé la gana volver a brazos de mi madre, no me dejan seguir con las ideas, porque la puerta se ha cerrado antes de que pueda dar un paso más, la madera interfiere con mi salida, y con suerte, logro esquivar el golpe que pude haberme dado en la nariz. Alargo una de mis manos, para tomar el pomo de la puerta e intentar arrastrarla conmigo, pero no cede, al parecer esto es más fuerte de lo que pensaba, se lo que pasa, yo se los mostré, pero nunca pensé que se atreverían a utilizarlo en mi contra, y era en mi contra, porque me tenían encerrada en contra de mi voluntad, ya no quería seguir con esto, me torturaba a mí misma, negándome en todo momento que Alek no merecía la pena, pero lo cierto, es que se que si la merece, más de lo que debe.

Pongo el libro entre mis rodillas, ahora mismo solo puedo pensar en salir, y con ambas manos, tomo el pomo, concentrándome en abrir, pero la maldita puerta también quiere jugar conmigo, se queda estática, suspiro y suelto, doy un paso hacia atrás, como intentando ver si tenía un punto débil, pero es algo que se aprende por las malas, no soy demasiado fuerte como para lanzarme contra ella y derribarla, tan solo el pensamiento hace que quiera burlarme de mi misma. A unos dos metros, hay una ventana, por lo que tomo de nuevo el libro y me dirijo a esta, intento abrirla también, pero al parecer de verdad no me quieren dejar ir. ¿Acaso piensan que saldré gritando que tienen poderes? Claro que no, me colgarían a mí también. Con algo de frustración, me giro hacía donde están, suspiro y regreso al sofá, como esperando a que me abran.

Pero han decidido que es más importante hablar de uno de los millones de besos que reparte Laura.

-Porque al parecer, el destino piensa que se necesitaba de alguien centrado para encontrar el libro, o alguien que no lo tomara como una locura, y tal vez esperaba a que ese alguien tuviera le dad suficiente- pero me quedo callada, en realidad, era la menor de todos esos, que diga, de todos ellos, a menos de que el tal Parrish sea menor, aunque lo dudo, Laura no era tonta, no. -La unimente, quizá no somos demasiado fuertes como para lograrlo solos, quizá lo podemos sacar de control si no lo hacemos juntos- y me vuelvo a callar, era interesante, la verdad es que no ¿depender de alguien más? Eso sí que no. Hasta que escucho lo que dice el tarado hermano mayor de Alek, aun me pregunto cómo es que es el mayor. -Increible, por primera vez el rubio alcahuete dice algo bien, aunque sin un final adecuado, llego tarde, si, llego tarde para la fiesta de Jim - ahora solo me relajo, se que tarde o temprano deben de dejar que me vaya y siga con mi vida. Echo la cabeza hacía el respaldo del sofá y cierro mis ojos, subiendo mi mano libre hasta poderlos tapar.

No sé si me está castigando por algo o me recompensa. Lo primero me resulta confuso y lo segundo sé que no lo merezco, pero no deja de ser delicioso y una tortura a la vez, el cielo y el infiierno unidos en el asiento trasero de un coche alemán. Siempre supe que sus labios serían así, porque nunca he visto otros tan gruesos, jugosos y bien formados. Y tambien sabía que su taco se sentiría como ningún otro, pero esto...esto es demasiado, no es buena idea, no tal como estoy ya de predispuesto, cuando solo necesito mirarla para excitarme, cuando solo un beso suyo provoca tantas sensaciones en mi. Y la forma en que castiga mi polla, tan delicada por momentos y tan severa en otros me vuelve loco, la intención era mirarla pero apenas si puedo mantener los ojos abiertos mientras todo mi cuerpo vibra con el epicentro en cada lugar que es tocado por su lengua, a veces por sus labios, crueles y dulces a la vez. Me inclino hacía ella y bajo una mano, metiendola entre ambos para alcanzar ese pecho que no deja de moverse cada vez que ella lo hace, y cierro mi mano sobre él, porque es verlo y desearlo, porque cada parte de su cuerpo es perfecta para mi, pero sus pechos, sus pechos me dejan sin respiración y sin conciencia. Y al inclinarme le acerco más el motivo de su plegaria y ella la introduce hasta el fondo y y no puedo morderme la lengua a tiempo ni quiero y expulso un gemido profundo y ronco que no hace más que animarla a proseguir. llevo mi otra mano por encima de sus espalda, casi desnuda, y la bajo hasta sus nalgas, empujandola hacía mi y agarrandola con firmeza.

Y siento como me voy a correr, lo noto venir, y no quiero hacerlo en su boca, y si quiero, quiero que pare y no quiero. Pero tampoco pregunta, sólo me lleva hasta el punto en que ya no puedo más y me hace retroceder luego, con pericia por su parte y frustración por la mía. Pero la frustración no dura mucho, aunque no pueda responderle injmediatamente porque primero he de volver a humedecer mi garganta y me tomo el tiempo suficiente para tragar varias veces y sentirla menos áspera antes de bajar mis ojos a los suyos, psa r mi mano por su cuello para acariciar esos mismos labios que acaban de llevarme a las puertas del cielo, esos que acaba de relamer, y pasar un dedo sobre ellos permitiendome introducirlo ligeramente y humedecerlo en su boca.

- Creo que no deberías hablar así jovencita, y creo que te debo un premio o dos...ven- extiendo los brazos para coger sus manos, entrelazandolas con las mías un segundo para tirar de ella hacía mi y sentarla sobre mi regazo con las piernas abiertas, a cada lado de mi cuerpo, no se las suelto aún pero le pido- pero antes besame.

No espero, empero, y lo hago yo, notando al saborearla el sabor salado y ocre de mi propio jugo, pero no me importa porque su boca es lo suficientemente dulce como para hacerte olvidar hasta si es de día o de noche. Y sólo cuando me siento satisfecho y sus labios ya se notan hinchados por tanta fricción la dejo y con las manos que aún retengo entre las mías la guio para que se alce sobre mi y aparto el hilo de su tanga con la aviesa intención de devolverle el detalle. Debo decir que más por mi que por ella.

El primer roce es suave, explorando, recorriendo con la langua los labios externos e internos, sin prisa, amoldandome al recorrido, sintiendola, húmeda caliente e hinchada, suficiente para volverme loco, separo los mismos sin usar las manos y la deslizo entre las hendiduras, introduciendo la punta en el interior de su vagina solo cuando se arquea, y luego voy subiendo hacía el clitorís, para sentirlo duro y palpitante entre mis labios, lo mordisqueo sólo ligeramente, una y otra vez, hasta que lo tomo entre los dientes y juego con él, conteniendololuego con los labios y chuparlo, notando como intenta soltarse, sintiendo en la punta de mi lengua como se mueve de un lado a otro como desesperado por alejarse del agarre pero henchido de placer. Aprovecho entonces para alcanzar a jugar con un dedo en su entrada, introduciendolo solo un poco de cada vez, cada vez más adentro, más profundo, y luego otro, hasta que sus mans se aferran a mi pelo haciendome daño y en lugar de quejarme suelto su botón y vuelvo a recorrer los labios con mi lengua para llegar al mismo sitio donde exploran mis dedos, retiro uno y uso la lengua para acusar su ausencia.

Se queja, y yo sonrio aún impregnado de ella, pero no me retiro, aún no. No hasta que siento que soy yo el que no aguanta más y beso entonces sus muslos abiertos, suplicante.

- Ahora o nunca- le pido mientas mis labiso se presionan en la cara interna de su muslo y mis manos se aferran a sus nalgas.

-------------EN EL SIGUIENTE-----------

Esa estupida caricia, la que lleva a mi mejilla y que no significa nada, es la que hace que acabe de amarla. No sé cómo lo hace pero cuando la tengo delante me olvido siempre de quién es a ratos y mucho me temo que algún día dejaré incluso de recordarlo por siempre y ese día, ese mismo estaré pérdido.

Y lo siguiente que hace es arrancarme una carcajada que silencio en su cuello para después decir en el mismo.

- Eres la chica menos romántica que he conocido jamás..¿el color de mis ojos es agradable?

Pero al menos estoy comodo a su lado y aún no tengo ganas de incorporarme aunque la risa ha hecho lo que yo no quería y mi polla ha salido de ella completamente, aún así no me muevo.

- Cre que lo prefiero así...al menos no mientes.

Es sólo una reflexión en voz alta, puede tomarsela como quiera. suspiro y comienzo a incorporarme porque es necesario si pensamos llegar a esa fiesta, el caso es que ya no me importa acompañarla, la fiesta puede ser horrible pero ella estará allí, es suficiente.

- Vamos señorita, este chofer aún tiene que llevarla a puerto.

Y comienzo a ajustarme la ropa, esperando por ella a que acabe de vestirse, se queda en la parte trasera cuando abro la puerta y agacho la cabeza desde fuera para indicarle que no, ese juego se ha acabado, si quiere que la lleve se sentará conmigo delante. No protesta, aunque creí que lo haría. Y cuando se sienta a mi lado le paso un brazo por los hombros, da un respingo, coo si no se lo esperase pero yo sólo me encojo de hombros, arranco y dejo el brazo allí.

El trayecto ahora es más llevadero y se hace corto. La cabaña es tal como me la imaginaba, nada de cuatro paredes de maderarústica para esta gente, no, si eso es una cabaña no quiero ver a qué le llemana mansión, pero una vez más no digo nada y le abro la puerta para que salga, poniendo mi cazadoras sobre ella y cerrandola delante con mis manos.

- siento lo de los botones.

Aclaro porque la he dejado expuesta y ahora tendrá que mantener la cazadora cerrada así se ase de calor. Por suerte es casi de noche y refresca un poco. y entonces, cuando avanzamos hacía donde la multitud recuerdo algo y se me platea una duda.

- el rubio...el de la cafetería...¿es tu novio?

Porque si lo es sí que estoy haciendo el imbecil, de una manera mayuscula incluso para mi.

Me devuelve mis palabras, en un tono que me hace sonreir. No dejo de observar que ha notado que no le he contestado la pregunta que llevó a ello, pero ella sí responde la mía, lo que me deja al menos más tranquilo en ese aspecto, no le estoy llevando de vuelta a su novio, que seguro que lo tiene, pero al menos no la estoy acompañando hacía él esta noche después de habermela beneficiado dos veces. Eso no estaría bien. Aunque el novio sea un capullo de esos que pueblan el instituto. Y tampoco me apetecería, la verdad.

No contesto porque no viene al caso. Cuanto menos diga esta noche mejor. Sonrío quedamente, sin embargo, porque al menos esta noche el novio no está aqui y puedo quedarme un poco más con ella. no es que me vaya a servir de mucho ni que vaya a ser más sencillo mañana pero si me preocupase conitunamente por lo que pasará nunca dormiría. Los problemas de uno en uno y cuando lleguen.

No necesitaba aclararme de qué iba esto, lo había pillado al principio, aún así me conmueve un poco que diga que no debo ser amable con ella, estoy por objetar que no sé a qué está acostumbrada pero empiezo a creer que apesta cuando se apresura y la sigo, no me da tiempo a decirle mucho antes de llegar por una camino a un cobertizo sin haber pasado por la fiesta y me presenta a unos amigos. Les echo un ojo rápido calificandolos y no puedo decir ni que me gusten ni que me sorprenda tampoco. Una panda de pijos consentidos, como casi todos en este maldito pueblo. Excepto la rubia...la rubia tiene estilo y una clara hostilidad en el cuerpo. Es a la unica que miro dos veces.

Subo las cejas a modo de saludo y me apoyo en la pared, a un lado, lo más lejos posible de ellos. Yo con esperarla y llevarla luego a casa cumplo. No tengo porque hacer amigos.

- bonito...-y miro el cobertizo con cara de no pillarlo tteniendo una mansión con bebidas y aire acondicionado a dos pasos- ...lo que sea..

Permanezco callado, si, un tiempo más que inusual en mi, por dos motivos, no quiero decir nada que moleste e incomode más a Leia y que acabae marchandose, mucho menos porque ello implica que volverá con Jim, y juro que el tipo no me caer mal, pero la idea me sigue preciendo insufrible. No puedo evitarlo, se me anuda el intestino cada vez que los veo juntos. El segundo, un tanto más retorcido, si cabe, hay algo extraño entre estos dos en los últimos tiempos, no sé que es, pero se comportan de forma incoherente cada vez que están juntos, Laura no es tan zorra estando yo presente, sabe que me molesta cuando no le sale de dentro, y no le sale, intetan molestar alguien, el caso es ¿a quién? A mi no, y con Leia no tiene motivos ni lo haría de esa forma...sólo queda Alex. Por otro lado mi hermano tampoco es así normalmente, no con chicas presentes, él con las mujeres siempre es encantador, diría que cuanto menos le gustan más encantador es, excepto con Leia porque dice que me tiene alelado. ¿Entonces? Cierto que siempre hubo ciertas rencillas, pero nunca llegaron a extremos como estos, donde cada uno parece luchar a muerte por ver quién dice más sandeces y es más capullo. Yo votaría por los dos.

Por un segundo, cuando Laura explica lo del beso miró a mi hermano con un atisbo de duda, pero no...es imposible además de improbable. Alex no me haría eso. Y sigo callado, dandole vueltas hasta que llega Vane con un tipo al que presenta como Parrish y respiro más tranquilo, alegrandome realmente de que el tío exista, no sólo porque le necesitemos al parecer por la lectura.

- ¿el Parrish de Laura?- pregunto, y es ella la que contsta finalmente, el tipo sólo me ha mirado alzando una ceja, y la respuesta de ella ahora no me parece tan mal porque me siento aliviado- cierto, sólo os besais de vez en cuando...culpa mía...

Me molesta que la gente hable de mi como si no estuviese allí, peor, como si no tuviese boca propia, y me molesta más cuando lo hacen una panda de pijos a los que normalmente no les daría ni la hora, se nota en cada uno de ellos, esa pose de " a mi nunca me ha faltado nada", ese tipo de gente que luego se mete en las vidas de los demás porque no sabe qué hacer con la suya. Me cruzo de brazos y los miro de arriba a abajo, al menos a los que están hablando y estoy por abrir la boca cuando Vanesa me mira, con el ceño fruncido, pienso que es porque sabe a donde voy a mandar a todos sus amiguitos de un sólo plumazo y me contengo, tragandome las palabras que estaban por salir de mi boca, en cambio digo:

- Disculpad, pero ni soy el Parrish de nadie ni he tocado a la rubia, ¿qué os importa de todas formas?, ¿es que llevais una especie de recuento por si se os olvida alguno? ¿es una de esas cosas de pijos que nunca entiendo?...oh, no, dejadme averiguar...!una apuesta¡...¿y esto del cobertizo a oscuras?...¿sabeis que lo de jugar al treinta segundos en el cielo se deja a eso de los once, no?...o quizá en los barrios altos no, claro, falta de metas en la vida...

Bien, esto es lo más amable que me ha salido, me temo que no es mucho y que cierta morena no va a estar contenta. Frunzo el labio un momento, bueno, ella ya me conocía, yo no he engañado a nadie. La rubia me mira y luego mira al rubio, parece algo azorada, ¿es por algo que he dicho?

- Misticismo...Laura, ¿no?, ¿para jugar a contar historias de miedo no os faltan un par de linternas?...o unas velas...quizá podriamos tallar un pentagono en el suelo con un cuchillo y sacrificar a una virgen...-echo un ojo alrededor- aunque me da que lo último va a estar jodido...

Parrish se desliga de toda responsabilidad, y en su estilo brusco y algo macarra parece sincero, no parece de los que se ocultan hagan lo que hagan. No sé que me lleva a mirar a Alex y cuando este se adelanta hacía mi, aún antes de que hable ya sé la verdad. Tampoco sé que me lleva a pegarle, sólo sé que quiero partirle todos los dientes, no sólo porque sea siempre un cabrón, es porque pensé que al menos le importaba lo suficiente para dejar en pez a mi unica amiga. Saldrá con ella un par de veces y luego la dejará, como a todas, y ella ya no querrá seguir siendo mi amiga. O se sentirá incomoda en casa, será incomodo y horrible y me dejará sin lo unico que aún es bueno y feliz en mi vida.

No me responde, porque es un cabronazo y sabe que no puedo desahogarme si no me responde. Le odio. En este momento le odio.

- Pues no me gusta

Respondo frustrado y me doy la vuelta para no seguir viendolo. Es a Parrish a quién contesto apretando los puños.

- Te lo resumo, somos todos brujos y esto es un aquelarre...alá, ya puedes mofarte...cuanto antes acabemos antes salimos de aqui...

No puedo decir qu eno me divierta ver a esta gente perder los papeles de esta manera, ahogandose en un mar de agua que sólo tiene dos gotas, al parecer los hermanos se pelean por la rubia, mira tú que bien...Cuanto más nerviosos se ponen ellos más tranquilo me siento yo, ¿y esta es la gente que se supone debe intimidarme? Bufo. Pero es otra cosa la que llama mi atención y me hace centrarme en lo que dicen.

Antes de contestar, empero, me enciendo un cigarro aunque la morena bajita me mire mal.

- ¿ Vosotros sois mi circulo? ¿Eso intentais decirme?...!geniall Jake¡ !qué suerte la tuya¡

Pero es lo que hay así que habrá que conformarse, los vuelvo a mirara a todos una vez más, excepto a Vane, claro, a ella la tengo muy evaluada. Es la unica que vale la pena aqui, o al menos esa es la primera impresión.

- supongo entonces que ya teneis todos vuestro libro y sabeis que tenemos que cerrarlo antes de la próxima luna, ¿no?

Por las caras que veo me da más bien que no...

- pero vamos a ver chicos...¿qué sabeis exactamente?

Ughh...genial...cuatro imberbes, bueno tres y media, y la unica que lo podría hacer tolerable no se cree ni media palabra, y además parece enfadada conmigo...no sñe por qué, yo sólo pasaba por aqui porque ella me trajo, en realidad no les necesito, no necesito a nadie, sólo que...a veces no puedo controlarlo, cerrar el circulo sería una ayuda. Pero sin ella yo no aguanto a estos ni loco.

Suspiro, con pésar y contricción cuando me aeguro de que el libro es autentico, no cabe duda, estos son los cinco que me faltan, que me aspen, ya podían ser un poco más...un poco menos..da igual, tendremos que trabajar con lo que hay, como siempre lamentarse no es una opción.

Y ella entra en cólera, siempre ha tenido un genio muy vivo, sonrío, porque me gusta cuando saca las uñas, sobre todo si no es conmigo, ahora parece cabreada con el rubio. La dejaría despacharse a gusto pero esta furiosa y camino de la puerta así que no hago más que separarme y quedarme en mitad de la habitación antes de llamarla para que se vuelva.

- Cabot

Separo las manos, con las palmas hacía delante, sólo flexiono los dedos un segundo cuando me mira y han desaparecido las puertas y las ventanas, sólo paredes de madera, una caja cerrada que bien podría ser nuestro ataud. Como siempre que hago magia una neblina rojiza me oscurece la vista.

- Nadie me llama idiota

Replico, sin asomo de enfado, sólo un apunte.

Flexiono otra vez los dedos, cerrandolos en un puño esta vez, cierro los ojos unos segundos y me concentro. Una llamarada de fuego negro a mis pies que me lame los zapatos y se crece a medida que pasan los segundos, abro las manos y meto una dentro para sacar...una botella de tequila.

- Pero si otras cosas...

Se la ofrezco.

- Ah, perdona.

Vuelvo a meter la mano antes de que el fuego desaparezca y saco dos vasos de chupito.

- También puedo convocar una tormenta o un huracan pero creí que el tequila te iría mejor...

No sé a que prestar atención, precisamente. Unos se pelean por una chica, con nombre Laura, enserio, esto me suena algo extraño, con eso de que los hermanos Kaiser, nunca se pelean, al parecer, el punto débil de ambos, es Laura. Pero me quedo un poco tranquila en mi lugar, sin moverme, porque la que lo puede controlar, es la chica por la cual se pelean los hermanos. Pero el Parrish ya ha encendido un cigarrillo, lo miro mal, porque no me he podido fumar ni uno, lo que lleva la tarde, y con lo estresada que comienzo a sentirme, sobre todo porque no saben escuchar. ¿Circulo? ¿de qué habla? Me recuesto en el sofá que queda solo para mí, dejando mis manos posar sobre mi abdomen y mirando cada movimiento de cada uno. Aunque Vanesa terminar por alterarse un poco ¿un poco? Que va, al parecer los rumores eran tan ciertos.

Alzo una ceja cuando comienza a hacer que hasta yo misma dude de lo que había leído, que no, que no miento, pero ya les he dicho que pueden pensar lo que quieran, ellos son los que me mantienen encerrada contra mi voluntad, pero ya debería de haber pasado, con el golpe y la intervención de la rubia. Si, todos son mayores que yo, pero al parecer, les cuesta más trabajo controlar sus arranques.

-No los intento convencer, solo pase la información, ya es su problema, si me creen o no-respondo mordazmente y me encojo de hombros, pero sigue y sigue, tanto que no puedo preguntar a Parrish, acerca de lo que ha dicho. -Que va, no tienes cara de idiota.-sonrío, no debería de tratarla así, en realidad, el problema de la perdida de nervios de Vanesa, es toda culpa de los hermanos Kaiser, que tienen que venir a pelearse por una chica. Así que los miro mal, tan solo porque la que recibirá todas las palabras de Vanesa, soy yo -En realidad, lo de pelearse por una chica, no estaba programado. Se supone que ahora mismo, ya deberíamos de estar en la fiesta.-mis ojos en blanco y bueno, me siento más despreocupada que nunca.

Pero pasa, al parecer, no soy la única convencida de todo eso. Parrish hace algo con las manos y las puertas y ventanas ya no están, genial, el padre de Jim se pondrá loco gritando por aquellas puertas. Y antes de que pueda replicar, hace otra cosa, algo de fuego negro, y me parece tan endemoniado, que no se si salir corriendo, gritar, llorar o quedarme pasmada. ¿Tequila? Mis labios entreabiertos por la sorpresa. -Bueno, ahora si me creerán-y vuelvo a mirar las puertas, luego a Parrish, y levanto las cejas, reclamando por ellas, las puede poner después de que salga, si quiere.

- No funciona así Cabot- no he perdido la paciencia, siempre supe que la chica era dificil de convencer, más cuando está empeñada en seguir en sus trece, es parte de lo que me atrae de ella- verás las cosas no se materializan de la nada, yo sólo las llamo y ellas legan desde el sitio más cercano probablemente se la hemos robado a quién sea que este dando la fiesta, suelen aparecer desde el sitio más cercano..podría decirse que hemos robado esta botella, pero no creo que lo noten...y no, no soy un ladrón, aunque muchos puedan pensarlo, así que no me pongo a reclamar el oro del national bank por el simple hecho de que no es mío- intento explicarselo con paciencia pero veo por su cara que no me creerá.

No quería llegar a esto.

- Muy bien...por el método dificil entonces...¿y el descendiente de Lacey es...?- los miro a todos de nuevo- ¿En serio no sabeis quién sois?...¿rubia? Vas a ser tú, ¿tu bisabuela se llamaba Augusta y a ti te pusieron el nombre por una hija que tuvo que se murió a los seis años?- su cara me dice que sí- acercate...

Parece pensrlo un poco, como si de repente no estuviese tan segura o si me hubiesen salido cuernos pero se acerca que es lo que importa. La pongo delante de mi y le tomo las manos desde atrás. El rubio me mira mal pero lo ignoro.

- Ahora deja la mente en blanco y permite que canalice tu energía a través de mi- hay cosas que no puedo hacer solo. Cierro los ojos para concentrarme pero la rubia no deja la mente en blanco, me inclino para susurrarle- deja de pensar en el rubio mientras conecto con tu mente o acabaré vomitando, ¿quieres?

Da un respingo pero se centra. Al fin la siento. Sí, Lerman, Lacey, es lo mismo con otra vaina. La energía está ahí, es tan fuerte y oscura como la mía.

- no me sueltes y podrás hacer lo que quieras...¿quieres probar o empiezo yo?

No se decide inmediatamente así que lo hago yo, es a Vanesa a la unica que me interesa convencer así que sólo me centro en ella, lo que mejor se me ha dado siempre es conseguir que los peores miedos de cada uno se materialicen en su mente y cobren vida, me he librado de muchas con un truco como ese, pero no quiero hacerle eso a ella, no a ella, así que intento todo lo contrario. La miro a los ojos y dejo que ella misma experimente algo que ni sus ojos ni sus oidos podrán negar, porque saldrá de dentro de ella y sólo ellla podrá verlo.