Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
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Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Recuerdo del primer mensaje :
Al final, por mucho que me jodiese, debía darle las razón a mi hermano mayor, que siendo un capullo como era, al menos el noventa y nueve por ciento del tiempo y sobre todo con las mujeres, estabe en lo cierto al decir que no gabnaba nada lamentandome y que ya era hora de pasar página y olvidarse de lo que no puede ser, y si no puedes, dijo, al menos deja de lloriquear como una nena y haz algo. Casi no le había esuchado cuando me dió la charla, y lo cierto es que tampoco lo agradecí en el momento, pero ahora, tumbado sobre la cama hecha y repasando cómo una vez más cruzó por mi lado sin decirme ni hola y sólo una inclinación de cabeza indicaba que alguna vez me conoció, lo pensé mejor. Si lo pienso matematicamente lo cierto es que capullo o no a él le va mucho mejor. Quizá sea hora de hacerle un poco de caso.
Y cuando al día siguiente me siento en mi pupitre y ella llega a la puerta de la mano de su capitán, despidiendose delante de mis narices como si no importase, me decido y me giro hacía Ana, aceptando quedar con ella para estudiar esa tarde, algo que me había pedido ya hace una semana y a lo quye nunca le contesté. La chica me cae bien y hay que reconocer que es mona. Al menos es inteligente y normal no como la rubia que me ha llevado a casa Alex el otro día insistiendo en que era cosa hecha. Creo que a veces al pobre no le llega la sangre al cerebro. No llegué ni a verla, me negué en rotundo a salir de mi habitación para ir a conocer a una chica con la que seguro no tenía nada que ver.
Ana sonríe con dulzura, es algo que me gusta de ella y yo asiento porque está pidiendome los apuntes para ponerlos en común y sacar lo mejor de nosotros mismos. Le estoy entregando la libreta cuando Leia pasa por el medio, tirandomela al suelo. Espero que se pare a recogerla, la falta de educación nunca fue con ella, pero no lo hace y me agacho porque supongo que no se ha dado cuenta, pero al incorporarme y dejarla sobre la mano de ana la miro de refilón y alza las cejas con maldad. Creo que lo ha hecho a proposito...juro que ya no reconozco a esta chica...quizá así sea mejor, la que yo quería ya no existe, ahora puedo enterrarla y seguir adelante.
Al final, por mucho que me jodiese, debía darle las razón a mi hermano mayor, que siendo un capullo como era, al menos el noventa y nueve por ciento del tiempo y sobre todo con las mujeres, estabe en lo cierto al decir que no gabnaba nada lamentandome y que ya era hora de pasar página y olvidarse de lo que no puede ser, y si no puedes, dijo, al menos deja de lloriquear como una nena y haz algo. Casi no le había esuchado cuando me dió la charla, y lo cierto es que tampoco lo agradecí en el momento, pero ahora, tumbado sobre la cama hecha y repasando cómo una vez más cruzó por mi lado sin decirme ni hola y sólo una inclinación de cabeza indicaba que alguna vez me conoció, lo pensé mejor. Si lo pienso matematicamente lo cierto es que capullo o no a él le va mucho mejor. Quizá sea hora de hacerle un poco de caso.
Y cuando al día siguiente me siento en mi pupitre y ella llega a la puerta de la mano de su capitán, despidiendose delante de mis narices como si no importase, me decido y me giro hacía Ana, aceptando quedar con ella para estudiar esa tarde, algo que me había pedido ya hace una semana y a lo quye nunca le contesté. La chica me cae bien y hay que reconocer que es mona. Al menos es inteligente y normal no como la rubia que me ha llevado a casa Alex el otro día insistiendo en que era cosa hecha. Creo que a veces al pobre no le llega la sangre al cerebro. No llegué ni a verla, me negué en rotundo a salir de mi habitación para ir a conocer a una chica con la que seguro no tenía nada que ver.
Ana sonríe con dulzura, es algo que me gusta de ella y yo asiento porque está pidiendome los apuntes para ponerlos en común y sacar lo mejor de nosotros mismos. Le estoy entregando la libreta cuando Leia pasa por el medio, tirandomela al suelo. Espero que se pare a recogerla, la falta de educación nunca fue con ella, pero no lo hace y me agacho porque supongo que no se ha dado cuenta, pero al incorporarme y dejarla sobre la mano de ana la miro de refilón y alza las cejas con maldad. Creo que lo ha hecho a proposito...juro que ya no reconozco a esta chica...quizá así sea mejor, la que yo quería ya no existe, ahora puedo enterrarla y seguir adelante.
Alek Kaiser- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 28/10/2011
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
En el equipo, en que se queda pensando, en que no reacciona. Demasiadas cosas deberían de detenerme a pensar, sin embargo, ya no he podido. Desde que dice que soy lo mejor que le ha pasado, no me quedo atrás, lo secundo con al pensamiento, pero no lo sabe, lo sabrá. Sé que se ha detenido a pensar en cada una de las personas que se quedarán ahí dentro, porque también lo he hecho yo. En las caras que pondrán.
¿Acaso Jim podrá sentirse mal o más bien será insatisfacción? Pensamientos apartados al momento en que me suelta y toma mi mano, llevándome hasta la verja de la terraza, y pienso que se ha vuelto loco si es que cree que voy a bajar por ahí o más bien, si ha pensado en los amantes suicidas. Cuando me dice que si regresamos, no lo haremos, le doy la razón. Si, es que este chico es inteligente, sabía solucionar lo que sea. Me suelta cuando comienza a bajar por la enredadera, o lo que sea que fuera esa cosa.
-Me sorprende que digas eso-acerca del equipo de futbol, digo, se veía tan bien con los nuevos uniformes, que apantallaba, inclusive los momentos cuando se supone que miraba los últimos retoques del baile. Que si, sabrá demasiadas cosas, debería de expresarlo en palabras, pero…se supone que me conoce y lo conozco. Tomo su mano de vuelta, cuando me la ofrece, sin dudarlo, porque por primera vez, me siento una chica normal, de esas que hacen tonterías, que no piensan, más que en si mismas. Siempre me había preguntado qué es lo que sentían, ahora lo sé, hace que la desesperación se disperse, que me sienta un poco libre y despreocupada.
Bajo como puedo, siempre intentando que aquellos tacones no sean un impedimento de la huida. Y al final, antes de que pudiese poner un píe en la tierra, sus manos en mi cintura, pasos que el daba por mí y yo por él. ¿Así debía de ser? Claro que sí. Y cuando me giro, buscando un camino, lo crean sus labios sobre los míos. Mis ojos cerrados, correspondiendo al beso que tanto me hacía falta, y me gusta, termina por hacer que olvide lo que sea que haya pasado, es una suerte que recuerde respirar, si no lo hago yo, no lo hace él. Y su sonrisa, aquella que por poco se aleja de mi memoria, pero vuelve a instalarse. Su mano de hace de la mía, dejándome llevar, siempre mirando el donde piso, y ordenándome no mirar atrás.
Es la sensación de querer seguir, sin importar que, sin pensar demasiado. Y solo confió en Alek, de nuevo. Y desearía que nadie nos viese corriendo por aquel sendero, que nadie se atreviera a sacar conclusiones y mientras más lo pienso, las farolas explotan en lo alto, halo un poco a Alek, porque me he asustado y me pongo a su lado, mirando una vez hacía arriba y luego al frente, un descuidado, no lo controlaba cuando se trataba de deseos inesperados.
-Se supone que hoy me quedo en lo de una amiga-en casa de Gise, pero era casa de Jim, y para sellar el trato, pero ya lo sabe, fue lo primero que pregunto. Ahora lo digo, porque he dejado plantada la noche. -Así, que me darás asilo-sonrío, un poco satisfecha, un poco feliz y otro más preocupada. Demasiado fácil, sencillo. Alguna trampa debía de haber en todo eso.
¿Acaso Jim podrá sentirse mal o más bien será insatisfacción? Pensamientos apartados al momento en que me suelta y toma mi mano, llevándome hasta la verja de la terraza, y pienso que se ha vuelto loco si es que cree que voy a bajar por ahí o más bien, si ha pensado en los amantes suicidas. Cuando me dice que si regresamos, no lo haremos, le doy la razón. Si, es que este chico es inteligente, sabía solucionar lo que sea. Me suelta cuando comienza a bajar por la enredadera, o lo que sea que fuera esa cosa.
-Me sorprende que digas eso-acerca del equipo de futbol, digo, se veía tan bien con los nuevos uniformes, que apantallaba, inclusive los momentos cuando se supone que miraba los últimos retoques del baile. Que si, sabrá demasiadas cosas, debería de expresarlo en palabras, pero…se supone que me conoce y lo conozco. Tomo su mano de vuelta, cuando me la ofrece, sin dudarlo, porque por primera vez, me siento una chica normal, de esas que hacen tonterías, que no piensan, más que en si mismas. Siempre me había preguntado qué es lo que sentían, ahora lo sé, hace que la desesperación se disperse, que me sienta un poco libre y despreocupada.
Bajo como puedo, siempre intentando que aquellos tacones no sean un impedimento de la huida. Y al final, antes de que pudiese poner un píe en la tierra, sus manos en mi cintura, pasos que el daba por mí y yo por él. ¿Así debía de ser? Claro que sí. Y cuando me giro, buscando un camino, lo crean sus labios sobre los míos. Mis ojos cerrados, correspondiendo al beso que tanto me hacía falta, y me gusta, termina por hacer que olvide lo que sea que haya pasado, es una suerte que recuerde respirar, si no lo hago yo, no lo hace él. Y su sonrisa, aquella que por poco se aleja de mi memoria, pero vuelve a instalarse. Su mano de hace de la mía, dejándome llevar, siempre mirando el donde piso, y ordenándome no mirar atrás.
Es la sensación de querer seguir, sin importar que, sin pensar demasiado. Y solo confió en Alek, de nuevo. Y desearía que nadie nos viese corriendo por aquel sendero, que nadie se atreviera a sacar conclusiones y mientras más lo pienso, las farolas explotan en lo alto, halo un poco a Alek, porque me he asustado y me pongo a su lado, mirando una vez hacía arriba y luego al frente, un descuidado, no lo controlaba cuando se trataba de deseos inesperados.
-Se supone que hoy me quedo en lo de una amiga-en casa de Gise, pero era casa de Jim, y para sellar el trato, pero ya lo sabe, fue lo primero que pregunto. Ahora lo digo, porque he dejado plantada la noche. -Así, que me darás asilo-sonrío, un poco satisfecha, un poco feliz y otro más preocupada. Demasiado fácil, sencillo. Alguna trampa debía de haber en todo eso.
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Corremos en cualquier dirección, no importa, sólo queremos alejarnos de la discoteca, alejarnos del ruido, de la gente, de todo aquello que nos puede influenciar e impedir que sigamos adelante. No sé a donde vamos, pero no me preocupa en absoluto, la agarro fuerte de la mano, mientras seguimos corriendo. Las farolas explotan de golpe, al pensar en lo que llamaremos la atención corriendo sin rumbo cogidos de la mano, y sé que ella ha pensado algo parecido. Cambio la mano a su cintura cuando se acerca, asustada por algo que hemos hecho nosotros mismos, y la miro, deteniendonos en la acera. Nos hemos alejado, pero vamos hacía el lado incorrecto, no hacía el pueblo, sino hacía el embarcadero. No importa, nada importa mientras ella siga a mi lado.
Niego con la cabeza, pero no digo nada, aún me resulta dificil de creer que estuviese por hacer lo que pensaba, aunque lo supe en cuanto la ví vestida así justo en el momento en que los padres de él estaban de viaje. Me callo y sólo asiento. Yo no voy a juzgarla, sé lo que pasa por su mente continuamente, la necesidad enfermiza que tiene por encajar.
- No me dejan llevar chicas a casa- respondo en un sonsonete, pero la veo insegura y aclaro- no importa, diremos que fue Alex...- y sonrío- está acostumbrada.
Por mi abuela, en el fondo lo de ponernos normas cuando jamás está es sólo porque cree que eso es educar, un montón de normas y nadie para ver si las cumplimos. Así funciona en mi casa. Qué más da...tampoco es que tuvieses má atención cuando mis padres vivían, al menos no yo.
A oscuras ahora veo que le resulta dificil moverse con esos tacones, normal, porqu eno suele usarlos, no lo dudo mucho y la cojo en brazos, me mira alzando una ceja y le sonrío de nuevo.
- No te preocupes con el ejercicio que me están obligando a hacer últimamente puedo llevarte así hasta Alaska...-es una queja, no sabía que eso del futbol necesitase tanto trabajo, pero lo cierto es que se siente bien, descarga.
Sigo por el mismo camino, aunque sé que es el incorrecto, pero no importa, es un pueblo pequeño, nada está demasiado lejos. Llegamos al viejo embarcadero y la dejo en el suelo. Parece otro mundo, aqui todo es silencio excepto por el viento en los árboles y el sonido del agua golpeando las rocas en la orilla. Se descalza y volvemos a cogernos de la mano para caminar por las tablas, hasta el borde, y nos sentamos allí. Ella con los pies descalzos y los zapatos en la mano. Le paso un brazo por los hombros, la atraigo hacía mi y nos mantenemos callados unos minutos. No es un silencio incomodo, estamos bien, estamos a gusto.
- ¿quieres contarmelo?- pregunto, porque sé que necesita hablar con alguien y casi nunca lo hace. y aprieto su mano antes de llevarmela a los labios, besar su palma y echarme hacía atrás para quedar tumbado boca arriba y mirar sólo las estrellas.
Niego con la cabeza, pero no digo nada, aún me resulta dificil de creer que estuviese por hacer lo que pensaba, aunque lo supe en cuanto la ví vestida así justo en el momento en que los padres de él estaban de viaje. Me callo y sólo asiento. Yo no voy a juzgarla, sé lo que pasa por su mente continuamente, la necesidad enfermiza que tiene por encajar.
- No me dejan llevar chicas a casa- respondo en un sonsonete, pero la veo insegura y aclaro- no importa, diremos que fue Alex...- y sonrío- está acostumbrada.
Por mi abuela, en el fondo lo de ponernos normas cuando jamás está es sólo porque cree que eso es educar, un montón de normas y nadie para ver si las cumplimos. Así funciona en mi casa. Qué más da...tampoco es que tuvieses má atención cuando mis padres vivían, al menos no yo.
A oscuras ahora veo que le resulta dificil moverse con esos tacones, normal, porqu eno suele usarlos, no lo dudo mucho y la cojo en brazos, me mira alzando una ceja y le sonrío de nuevo.
- No te preocupes con el ejercicio que me están obligando a hacer últimamente puedo llevarte así hasta Alaska...-es una queja, no sabía que eso del futbol necesitase tanto trabajo, pero lo cierto es que se siente bien, descarga.
Sigo por el mismo camino, aunque sé que es el incorrecto, pero no importa, es un pueblo pequeño, nada está demasiado lejos. Llegamos al viejo embarcadero y la dejo en el suelo. Parece otro mundo, aqui todo es silencio excepto por el viento en los árboles y el sonido del agua golpeando las rocas en la orilla. Se descalza y volvemos a cogernos de la mano para caminar por las tablas, hasta el borde, y nos sentamos allí. Ella con los pies descalzos y los zapatos en la mano. Le paso un brazo por los hombros, la atraigo hacía mi y nos mantenemos callados unos minutos. No es un silencio incomodo, estamos bien, estamos a gusto.
- ¿quieres contarmelo?- pregunto, porque sé que necesita hablar con alguien y casi nunca lo hace. y aprieto su mano antes de llevarmela a los labios, besar su palma y echarme hacía atrás para quedar tumbado boca arriba y mirar sólo las estrellas.
Alek Kaiser- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 28/10/2011
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Toda aquella adrenalina aun corre por mis venas, simplemente, no lo hubiera hecho antes, ni siquiera lo hubiera pensando, mucho menos con el chico se supone, no perdonaría. Me doy cuenta de su mirada, no está muy feliz de saberlo directamente, pero yo tampoco estoy, pero es lo que me hace la presión. Siempre he estado en contra de las acciones que las personas hacen solo por querer pertenecer, por ello, no se veía nada bien que yo terminara atrapada en esas condiciones. Suspiro, porque quisiera decirle demasiadas cosas, cosas que me he callado…siempre por ser egoísta. Dice que su abuela les tiene prohibido llevar chicas a casa, claro, pero últimamente hace de todo…el y yo, por eso no le creo nada. Antes de que pueda comenzar a preguntar cosas, ya me ha tomado en brazos y comienza a caminar.
No sabía que pudiese hacer eso, bueno si, pero tampoco es que me aprovechara, antes. Le echa la culpa a los entrenamientos y otra vez, se que ha hecho bien. Me pregunto si yo estaba haciendo bien, no quiero que se aparte de un camino que quizá, sea mejor que yo. Paso mi brazo por su cuello, acariciando el cabello de su nuca, siempre me ha gustado el color, con algunos destellos en épocas de mucho sol y lo prefiere largo, yo también lo prefiero así. Diviso, a lo lejos, el embarcadero, el mar, y el color azul que se apaga con la noche. El agua, tiene reflejos de la luna, en cuanto toca la madera, me deja en pie, y quito los estorbosos tacones, regresando a tomar su mano. Es tranquilizante, aunque comienza a darme un poco de miedo, algo que no sentía antes, tal vez, porque ahora sé que el único que puede destrozarme.
Y llegamos al borde, donde caemos rendidos, o tal vez, era el destino. Me siento a su lado, y su brazo pasa sobre mis hombros, calidez que necesitaba de hace meses y que por fin, podría rogar por ella, no no, no puedo. Cuando me suelta, besa la palma de mi mano y termina por tumbarse, para mirar las estrellas. Y me quedo sentada, mirando el mar, que está más tranquilo que yo misma. Respiro profundamente.
-Hay mucho, y nada que contar.- me muerdo el labio inferior levemente, porque se que, aunque el siempre ha sido con el único, con el que puedo hablar, ahora, no se me hace correcto. Pero me obligo a hablar, porque Alek siempre ha estado ahí, como sea. -No creo que te estés hundiendo, Alek, en realidad, el que hayas decidido entrar al equipo, fue algo bueno.-aunque todas las chicas le tiren…-De ahí en fuera, no hay nada más-mi ceño se frunce y me regaño mentalmente, porque lo he intentado, pero no me sale nada. Seguramente, es el miedo a abrirme de nuevo y que me decepcione.
Me tumbo a su lado, cerca, pero lejana. Y miro lo que mira, las estrellas, quizá por eso el este tranquilo, aunque es lo normal, siempre ha sido el tranquilo. Tomo su mano, vuelvo a sentirme un poco mejor, no del todo. -Te quiero y lo sabes- susurro, al aire, esperando que llegue a sus oídos.
No sabía que pudiese hacer eso, bueno si, pero tampoco es que me aprovechara, antes. Le echa la culpa a los entrenamientos y otra vez, se que ha hecho bien. Me pregunto si yo estaba haciendo bien, no quiero que se aparte de un camino que quizá, sea mejor que yo. Paso mi brazo por su cuello, acariciando el cabello de su nuca, siempre me ha gustado el color, con algunos destellos en épocas de mucho sol y lo prefiere largo, yo también lo prefiero así. Diviso, a lo lejos, el embarcadero, el mar, y el color azul que se apaga con la noche. El agua, tiene reflejos de la luna, en cuanto toca la madera, me deja en pie, y quito los estorbosos tacones, regresando a tomar su mano. Es tranquilizante, aunque comienza a darme un poco de miedo, algo que no sentía antes, tal vez, porque ahora sé que el único que puede destrozarme.
Y llegamos al borde, donde caemos rendidos, o tal vez, era el destino. Me siento a su lado, y su brazo pasa sobre mis hombros, calidez que necesitaba de hace meses y que por fin, podría rogar por ella, no no, no puedo. Cuando me suelta, besa la palma de mi mano y termina por tumbarse, para mirar las estrellas. Y me quedo sentada, mirando el mar, que está más tranquilo que yo misma. Respiro profundamente.
-Hay mucho, y nada que contar.- me muerdo el labio inferior levemente, porque se que, aunque el siempre ha sido con el único, con el que puedo hablar, ahora, no se me hace correcto. Pero me obligo a hablar, porque Alek siempre ha estado ahí, como sea. -No creo que te estés hundiendo, Alek, en realidad, el que hayas decidido entrar al equipo, fue algo bueno.-aunque todas las chicas le tiren…-De ahí en fuera, no hay nada más-mi ceño se frunce y me regaño mentalmente, porque lo he intentado, pero no me sale nada. Seguramente, es el miedo a abrirme de nuevo y que me decepcione.
Me tumbo a su lado, cerca, pero lejana. Y miro lo que mira, las estrellas, quizá por eso el este tranquilo, aunque es lo normal, siempre ha sido el tranquilo. Tomo su mano, vuelvo a sentirme un poco mejor, no del todo. -Te quiero y lo sabes- susurro, al aire, esperando que llegue a sus oídos.
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
La miro de reojo, porque se calla, y entiendo que quizá no merezco esa confianza, al menos todavía no. Sé que la he cagado, soy el primero en reconocerlo y en reconocer también que no debí aceptar un no por respuesta, lo sé ahora, simplemente no fue cuestión de falta de valor, sé enfrentarme a mis errores cuando hace falta, simplemente creí que lo nuestro era tan fuerte que jamás se rompería y pensé...pensé que ella sólo necesitaba un tiempo para pensar. Quería darle ese tiempo. Y de pronto...Jim. Y ya era tarde.
Quizá no merezca su confianza, como ella parece pensar. Pero intentaré volver a ganarmela.
- Creí que lo odiarías- me refiero al futbol, claro- En realidad me gusta bastante, no creo que llegue a jugar, pero lo paso bien con los chicos...¿sabes? no son como creía...el tal Justin siempre me había parecido un tanto bruto y bastante malhumorado, pero he descubierto que lo que le ocurre es que trabaja casi cada noche en un parking para poder ayudar en casa y casi siempre está agotado, entre eso y los entrenamientos la falta de sueño lo pone de mala leche, pero una vez que hablas con él es un tipo bastante decente...
La siento a mi lado, y la escucho, claro que la escucho, aprieto su mano cuando vuelve a cogermela y sigo hablando, porque sé que ella no quiere hacerlo ahora y también que no se siente del todo cómoda con el silencio ahora.
- También veo más a mi hermano y a Laura...está orgulloso de mi- y sonrío, porque es algo que nunca creí que pasaría y que realmente me hace feliz. Pero la miro de reojo y cambio un poco el tema, porque necesito decirlo, bajando la voz- Por mucho que te diga que yo también te quiero no vas a creerme, ¿verdad?- no hace falta que responda, ya sé que no será tan fácil- No importa Leia, sé que puedo convencerte...o al menos, lo intentaré hasta mi último aliento...
Vuelvo a mirar al cielo y paso un brazo por debajo de su nuca para servirle de almohada.
- Puedes contarmelo, ¿sabes?...cualquier cosa...aunque me duela...he oído que también te haces cargo del baile de navidad este año, ¿no será mucho?...¿necesitas ayuda?
No me importa ayudarla en lo que sea, siempre lo he hecho antes. Tampoco me importa que sean tareas definidas como femeninas, nunca me ha importado demasiado lo que la gente piensa de mi, al contrario que ella.
Estamos bien así, pero refresca y ella apenas lleva puesto más que la tela de ese vestido escueto, así que me levanto, la ayudo a incorporarse y le tiendo la mano de nuevo, caminamos lentamente esta vez, y nos lleva un buen tiempo llegar a mi casa. Pero no se me hace largo. Me cuido de asegurarme si hay alguna luz prendida pero están todas apagadas, lo cual es extraño porque el coche de alex sí está aparcado en la puerta. Prefiero no pensar lo que estará haciendo...con Laura.
Le abro la puerta y la mantengo abierta hasta que pasa.
- Te dejaré algo para dormir...¿quieres ver una pelicula?...aún tengo tus favoritas bajo el armario de la tele...
Quizá no merezca su confianza, como ella parece pensar. Pero intentaré volver a ganarmela.
- Creí que lo odiarías- me refiero al futbol, claro- En realidad me gusta bastante, no creo que llegue a jugar, pero lo paso bien con los chicos...¿sabes? no son como creía...el tal Justin siempre me había parecido un tanto bruto y bastante malhumorado, pero he descubierto que lo que le ocurre es que trabaja casi cada noche en un parking para poder ayudar en casa y casi siempre está agotado, entre eso y los entrenamientos la falta de sueño lo pone de mala leche, pero una vez que hablas con él es un tipo bastante decente...
La siento a mi lado, y la escucho, claro que la escucho, aprieto su mano cuando vuelve a cogermela y sigo hablando, porque sé que ella no quiere hacerlo ahora y también que no se siente del todo cómoda con el silencio ahora.
- También veo más a mi hermano y a Laura...está orgulloso de mi- y sonrío, porque es algo que nunca creí que pasaría y que realmente me hace feliz. Pero la miro de reojo y cambio un poco el tema, porque necesito decirlo, bajando la voz- Por mucho que te diga que yo también te quiero no vas a creerme, ¿verdad?- no hace falta que responda, ya sé que no será tan fácil- No importa Leia, sé que puedo convencerte...o al menos, lo intentaré hasta mi último aliento...
Vuelvo a mirar al cielo y paso un brazo por debajo de su nuca para servirle de almohada.
- Puedes contarmelo, ¿sabes?...cualquier cosa...aunque me duela...he oído que también te haces cargo del baile de navidad este año, ¿no será mucho?...¿necesitas ayuda?
No me importa ayudarla en lo que sea, siempre lo he hecho antes. Tampoco me importa que sean tareas definidas como femeninas, nunca me ha importado demasiado lo que la gente piensa de mi, al contrario que ella.
Estamos bien así, pero refresca y ella apenas lleva puesto más que la tela de ese vestido escueto, así que me levanto, la ayudo a incorporarse y le tiendo la mano de nuevo, caminamos lentamente esta vez, y nos lleva un buen tiempo llegar a mi casa. Pero no se me hace largo. Me cuido de asegurarme si hay alguna luz prendida pero están todas apagadas, lo cual es extraño porque el coche de alex sí está aparcado en la puerta. Prefiero no pensar lo que estará haciendo...con Laura.
Le abro la puerta y la mantengo abierta hasta que pasa.
- Te dejaré algo para dormir...¿quieres ver una pelicula?...aún tengo tus favoritas bajo el armario de la tele...
Alek Kaiser- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 28/10/2011
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Niego con la cabeza, rápidamente, no es que lo odie, el futbol, simplemente nunca se me dio bien eso de entenderlo, por ello, podía haber estado en contra, o tal vez, porque querría que Alek pasara más tiempo conmigo, y menos con los amigotes. Pero ahora que lo miro, sería realmente interesante, dejaría que hiciera lo que él quisiera, no pondría réplica, porque cuando pierdes algo, te das cuenta del verdadero valor, así me había pasado, y no es que lo pudiera recuperar, lo intentaría, si, lo haría. Además, como he dicho, se le mira feliz en los entrenamientos, saliendo con chicos de su edad…y chicas. Sonrío, a pesar de cada uno de mis pensamientos y no es que lo finja, no, es que no quiero que se preocupe ahora, por algo, que quizá, no pase. Y es cuando mi lado negativo hace de las suyas.
Mi nuca se acopla a su brazo, siempre sintiendo la calidez de su cuerpo, esa protección que siempre he anhelado de él, y que había tenido, pero había rechazado, en su momento. Habla del Justin, claro que sé quién es, pero tal como ha dicho, se le mira mala leche, me alegro de que haya conocido su otro lado, aquel lado, que solo Alek tenía el poder de sacar, de todos. ¿Será así conmigo? Y enseguida empieza a hablar de Laura y Alex, mi ceño se frunce ligeramente, porque, a pesar de todo, eran las personas más cercanas a Alek, eran quienes cuidaban de él, aunque sea un poco, pero lo hacían. Y al ser familia, con Alex, siempre estarían juntos, porque no importaba si se odiaban, así era, por eso, siempre he pensado que sería genial tener un hermano o hermana. Toca el tema del querer, del sentimiento. ¿Qué si le creo? Precisamente, ya no se qué pensar de ello. Le quiero, no porque sienta lo mismo por mí, le quiero, porque así es. Cuando uno siente algo de verdad, no espera nada a cambio, así que lo dejo correr. Y comienzo, justo cuando me ayuda a poner de píe.
Con nuestras manos entrelazadas, caminamos, sé a dónde vamos, porque me sé el camino de memoria. En realidad, sería fácil llegar a casa y decirle a mi madre que se había cancelado la cosa, pero no quería, temía a lo que sea que estuviera pasando, fuera de estar con Alek.
-Futbol, sabes que no entiendo nada, pero que te guste es sufisciente-me encojo de hombros, me he puesto los zapatos, solo por el temor a pisar algo que no debería de pisar. -Y Alex, bueno, ya era hora de que sentara la cabeza, un poco, espero-sonrío, siempre intentando tocar ese tema con algo de broma, que no se sienta tensión, porque no me cae bien, ni yo a él, no nos soportamos, supongo. -Bueno, el baile, he dejado las instrucciones a las chicas, me he apartado de la colaboración y esas cosas, creo que ya no soportaba la presión, de los profesores, del alumnado que espera la mejor fiesta de estos años. Además, debía de estar bien con Jim, que se lo creyesen y convencerme a mi misma que no te echaba de menos. -la voz se me había ido apagando de a poco, hasta quedar en un leve susurro.
Llegamos hasta la puerta de su casa, que abre y deja que pase, así lo hago. En cuanto estoy dentro, el frescor se aleja, y se siente tan bien sobre la piel. Asiento cuando dice que me dejara algo para dormir, y antes de que se mueva de donde esta, hablo. -Gracias, estoy huyendo de los demás, de mi madre y de lo que me espera para el medio día-aclaro mi voz. -Siento molestarte- y pienso en las películas, sí que me gustaría, de hecho, es alargar la noche. -Bueno, creo que buscare una.-”entre el montón de mis favoritas”. Sonrió, antes de que desaparezca por las escaleras
Me adelanto hasta la sala, amplia, algo fría, pero siempre lográbamos hacer que pareciese que no nos importaba el espacio excesivo. Quito los zapatos, dejándolos a un lado del sofá y me acerco hasta el armario de la tele, buscando. La primera que veo, es la de Inception, la tomo, sin pensarlo, porque sé que no prestare mucha atención y enciendo la tele, el DVD, preparo y pongo pausa…
Mi nuca se acopla a su brazo, siempre sintiendo la calidez de su cuerpo, esa protección que siempre he anhelado de él, y que había tenido, pero había rechazado, en su momento. Habla del Justin, claro que sé quién es, pero tal como ha dicho, se le mira mala leche, me alegro de que haya conocido su otro lado, aquel lado, que solo Alek tenía el poder de sacar, de todos. ¿Será así conmigo? Y enseguida empieza a hablar de Laura y Alex, mi ceño se frunce ligeramente, porque, a pesar de todo, eran las personas más cercanas a Alek, eran quienes cuidaban de él, aunque sea un poco, pero lo hacían. Y al ser familia, con Alex, siempre estarían juntos, porque no importaba si se odiaban, así era, por eso, siempre he pensado que sería genial tener un hermano o hermana. Toca el tema del querer, del sentimiento. ¿Qué si le creo? Precisamente, ya no se qué pensar de ello. Le quiero, no porque sienta lo mismo por mí, le quiero, porque así es. Cuando uno siente algo de verdad, no espera nada a cambio, así que lo dejo correr. Y comienzo, justo cuando me ayuda a poner de píe.
Con nuestras manos entrelazadas, caminamos, sé a dónde vamos, porque me sé el camino de memoria. En realidad, sería fácil llegar a casa y decirle a mi madre que se había cancelado la cosa, pero no quería, temía a lo que sea que estuviera pasando, fuera de estar con Alek.
-Futbol, sabes que no entiendo nada, pero que te guste es sufisciente-me encojo de hombros, me he puesto los zapatos, solo por el temor a pisar algo que no debería de pisar. -Y Alex, bueno, ya era hora de que sentara la cabeza, un poco, espero-sonrío, siempre intentando tocar ese tema con algo de broma, que no se sienta tensión, porque no me cae bien, ni yo a él, no nos soportamos, supongo. -Bueno, el baile, he dejado las instrucciones a las chicas, me he apartado de la colaboración y esas cosas, creo que ya no soportaba la presión, de los profesores, del alumnado que espera la mejor fiesta de estos años. Además, debía de estar bien con Jim, que se lo creyesen y convencerme a mi misma que no te echaba de menos. -la voz se me había ido apagando de a poco, hasta quedar en un leve susurro.
Llegamos hasta la puerta de su casa, que abre y deja que pase, así lo hago. En cuanto estoy dentro, el frescor se aleja, y se siente tan bien sobre la piel. Asiento cuando dice que me dejara algo para dormir, y antes de que se mueva de donde esta, hablo. -Gracias, estoy huyendo de los demás, de mi madre y de lo que me espera para el medio día-aclaro mi voz. -Siento molestarte- y pienso en las películas, sí que me gustaría, de hecho, es alargar la noche. -Bueno, creo que buscare una.-”entre el montón de mis favoritas”. Sonrió, antes de que desaparezca por las escaleras
Me adelanto hasta la sala, amplia, algo fría, pero siempre lográbamos hacer que pareciese que no nos importaba el espacio excesivo. Quito los zapatos, dejándolos a un lado del sofá y me acerco hasta el armario de la tele, buscando. La primera que veo, es la de Inception, la tomo, sin pensarlo, porque sé que no prestare mucha atención y enciendo la tele, el DVD, preparo y pongo pausa…
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Nada de lo que dice me sorprende demasiado, lo cierto es que lo unico que me asombra un poco es que haya llegado sola a la conclusión de que no puede hacerlo todo. O puede que no haya sido sola, Gise, su amiga, no es buena influencia pero al menos tiene dos dedos de frente...cuando no está borracha...o drogada.
No digo nada a lo último tampoco, no hay nada que decir, la entiendo, no lo comparto pero la entiendo, sé cuan difil le resulta no hacer lo que todo el mundo espera de ella en cada momento. Por mucho que eso nunca la haga feliz.
La escucho en la sala, mientras dejo las llaves a un lado y tiro la cazadora en una silla, dice algo sobre eludir preguntas y demás, me acerco sólo para frotarle los brazos y reconfortarla un poco.
- No molestas, Leia...nunca molestas...- y sonrío para ella mientras añado- puedes esconderte en mi casa todas las veces que quieras...
Sonríe, apenas, mientras se agacha delante del mueble y comienza a rebuscar entre el montón de cajas de dvds, no todos son nuestros, mi hermano es un gran aficionado a el cine negro y algún otro género menos trabajado, así como a las peliculas de acción y de terror. Pero ella sabe donde están las suyas, eso no ha cambiado, nadie las ha tocado. Subo las escaleras y entro en mi cuarto, rebuscando en los armarios, juraría que yo tenía algo parecido a un pijama de verdad, aunque nunca lo haya usado, un regalo de navidad.
Lo encuentro, lo reviso y lo dejo encima de la cama mientras frunzo el ceño y me lo planteo. No me acordaba ni de como era, pero ahora que lo veo...es de mi época de freddy kruguer, a rayas, con una mano de cuchillas saliendo del pecho y la frase "¿Querías un sueño húmedo?" de una de las pelis estampada en rojo sangriento...fue un regalo de Alex, no lo pensé de aquella, porque fue hace varios años, de hecho es una talla catorce, pero ahora me doy cuenta de que me estaba puteando...no puedo llevarle esto...va a pensar que estoy mal de a cabeza...
Lo dejo, pues, en la cama y busco otra cosa urgentemente, cualquier cosa, al final una camiseta mía floja de la fiesta de san patricio, es la más larga que tengo, debería cubrirla cual camisón por lo menos hasta las rodillas.
Bajo las escaleras de dos en dos, con la misma en la mano y se la tiendo a medida que me siento a su lado, ocupando una esquina del sofá y miro que ha puesto en la tele. Origen. Me suena que he empezado a verla un porrón de veces...siempre me quedo dormido a la mitad, no entiendo nada en cuanto empiezan a ir de aqui para allá sin ton ni son. Pero me da lo mismo, no es la pelicula lo que me interesa.
. ¿quieres cenar algo?...¿o palomitas?- pregunto, sintiendome repentinamente algo cortado, normalmente nos tumbabamos en el sofá para verlas, mientras ella se recostaba contra mi y lo de menos era si la pelicula me gustaba o no, el caso...no sé si ahora puedo hacer eso.
Asiente a las palomitas, lo cual me da algo que hacer, así que me levanto, agradeciendolo, y las pongo en el micro ondas, mientras estoy allí de pie esperando los dos minutos que tardan en hacerse la veo coger la camiseta e ir a ponersela al baño, me mira antes de salir y de vuelta al llegar, y en un momento dado se ríe porque ha notado que no sé muy bien como comportarme y me hace un gesto para que vaya cuando ya tengo las palomitas. Sonrío también, pongo el cuenco en la mesa, tirando de ella para que podamos llegar desde el sofá y me acomod en cuanto deja sitio.
- Esto no funciona- le digo al cabo de un rato, y es que soy más grande que ella y estoy delante, ella tiene que poner la cabeza en mi hombro para ver y yo no puedo abrazarla. Me giro, para verla y sin más me subo para pasarla a ella hacía delante y colocarme al otro lado. Ahora sí. Paso una mano por su cintura, como siempre, y l aotra por debajo de su cabeza- Mucho mejor...¿de verdad entiendes esta pelicula o sólo la usas para torturarme?
No digo nada a lo último tampoco, no hay nada que decir, la entiendo, no lo comparto pero la entiendo, sé cuan difil le resulta no hacer lo que todo el mundo espera de ella en cada momento. Por mucho que eso nunca la haga feliz.
La escucho en la sala, mientras dejo las llaves a un lado y tiro la cazadora en una silla, dice algo sobre eludir preguntas y demás, me acerco sólo para frotarle los brazos y reconfortarla un poco.
- No molestas, Leia...nunca molestas...- y sonrío para ella mientras añado- puedes esconderte en mi casa todas las veces que quieras...
Sonríe, apenas, mientras se agacha delante del mueble y comienza a rebuscar entre el montón de cajas de dvds, no todos son nuestros, mi hermano es un gran aficionado a el cine negro y algún otro género menos trabajado, así como a las peliculas de acción y de terror. Pero ella sabe donde están las suyas, eso no ha cambiado, nadie las ha tocado. Subo las escaleras y entro en mi cuarto, rebuscando en los armarios, juraría que yo tenía algo parecido a un pijama de verdad, aunque nunca lo haya usado, un regalo de navidad.
Lo encuentro, lo reviso y lo dejo encima de la cama mientras frunzo el ceño y me lo planteo. No me acordaba ni de como era, pero ahora que lo veo...es de mi época de freddy kruguer, a rayas, con una mano de cuchillas saliendo del pecho y la frase "¿Querías un sueño húmedo?" de una de las pelis estampada en rojo sangriento...fue un regalo de Alex, no lo pensé de aquella, porque fue hace varios años, de hecho es una talla catorce, pero ahora me doy cuenta de que me estaba puteando...no puedo llevarle esto...va a pensar que estoy mal de a cabeza...
Lo dejo, pues, en la cama y busco otra cosa urgentemente, cualquier cosa, al final una camiseta mía floja de la fiesta de san patricio, es la más larga que tengo, debería cubrirla cual camisón por lo menos hasta las rodillas.
Bajo las escaleras de dos en dos, con la misma en la mano y se la tiendo a medida que me siento a su lado, ocupando una esquina del sofá y miro que ha puesto en la tele. Origen. Me suena que he empezado a verla un porrón de veces...siempre me quedo dormido a la mitad, no entiendo nada en cuanto empiezan a ir de aqui para allá sin ton ni son. Pero me da lo mismo, no es la pelicula lo que me interesa.
. ¿quieres cenar algo?...¿o palomitas?- pregunto, sintiendome repentinamente algo cortado, normalmente nos tumbabamos en el sofá para verlas, mientras ella se recostaba contra mi y lo de menos era si la pelicula me gustaba o no, el caso...no sé si ahora puedo hacer eso.
Asiente a las palomitas, lo cual me da algo que hacer, así que me levanto, agradeciendolo, y las pongo en el micro ondas, mientras estoy allí de pie esperando los dos minutos que tardan en hacerse la veo coger la camiseta e ir a ponersela al baño, me mira antes de salir y de vuelta al llegar, y en un momento dado se ríe porque ha notado que no sé muy bien como comportarme y me hace un gesto para que vaya cuando ya tengo las palomitas. Sonrío también, pongo el cuenco en la mesa, tirando de ella para que podamos llegar desde el sofá y me acomod en cuanto deja sitio.
- Esto no funciona- le digo al cabo de un rato, y es que soy más grande que ella y estoy delante, ella tiene que poner la cabeza en mi hombro para ver y yo no puedo abrazarla. Me giro, para verla y sin más me subo para pasarla a ella hacía delante y colocarme al otro lado. Ahora sí. Paso una mano por su cintura, como siempre, y l aotra por debajo de su cabeza- Mucho mejor...¿de verdad entiendes esta pelicula o sólo la usas para torturarme?
Alek Kaiser- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 28/10/2011
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Aún siento sus manos en mis brazos, subiendo y bajando, escuchando sus palabras. Si que molestaba, lo sabía, pero Alek, era tan bueno, con todo el mundo, no solo conmigo. Lo sabía y yo había sido más que una cretina. No quería, no quería ser así con él, pero no me había quedado otra elección, soy egoísta, y solo quería que me diera espacio, no sentir lo que había sentido cuando lo había visto besar a otra, mucho menos la soledad que me había invadido en cuanto me había alejado de él. No digo nada, y espero cuando se va. Me tumbo en la esquina del sofá de siempre, el de costumbre, esperando a que vuelva. Siempre lo hace, volver, y aunque lo aleje, se queda. ¿Por qué no hace? No termino por entenderlo, hay mas chicas y es lo que le ha enseñado su hermano mayor, es lo único que sabía Alex.
Pero Alek vuelve antes de que pueda seguir con aquello, doy gracias a que lo haga, porque no puedo seguir con esos pensamientos, no puedo seguir rompiéndome de esas formas. No sé que me merezco, quizá el estaría mejor con la porrista, o con la nerd, no con la chica perfeccionista que todo lo quiere. Me alcanza una camisa y la tomo entre mis manos, extendiéndola y mirando que es la camisa de la fiesta de San Patricio, claro que si, me acuerdo de cada una de los días especiales, un desfile, muchos colores y demasiados dulces, sonrió. Comienzo a caminar hacía el baño, pero antes de que pueda seguir, me vuelvo al escucharlo.
-Palomitas, por favor-Me gustaba cenar con Alek, pero más me gustaba comer palomitas y sentir ese sabor en mis lengua, eran sencillas y entretenían en las películas, además de que eranuna costumbre, costumbre que no podía quitarme, no podía ignorar muchas cosas.
Termino por tomar el pomo de la puerta y abro, paso por el marco, cerrando detrás de mí. Me acerco hasta el lavamanos y me miro al espejo, como he dicho desde hace unos muchos fines de semana, no me reconocía del todo, no lo hacía, pero era yo, después de todo. Dejo la camisa colgada del gancho y me inclino para lavar mi cara, lavando todo el maquillaje, cuando me reconozco en el espejo, cierro el grifo y recojo mi cabello en una coleta, enseguida me saco el vestido como puedo, tomando la camisa y colgando el vestido. Paso mis manos por el espacio de las mangas y luego mi cabeza, bajándola por mi cuerpo, definitivamente, solo un poco más arriba de las rodillas, pero es suficiente. Me aseguro de que dejo todo como estaba, solo con el detalle de que dejaré ahí el vestido y abro la puerta, asomando la cabeza un poco, hasta que lo veo a lo lejos, en la puerta de la cocina, le sonrío un poco antes de salir y caminar hasta donde está. Él va a por el bol de palomitas, alzo una ceja ¿Qué le pasa? Y caigo en la cuenta.
Corro hasta el sofá, tomando asiento y haciéndole una seña para que venga a sentarse, en cuanto está listo, pongo play, dejando pasar los anuncios de las productoras de la película y comienza. Después de unos minutos, lo escucho. ¿No funciona? Mi ceño se frunce, porque me he creído que se estaba arrepintiendo de todo, pero antes de que pueda decir algo, ya me ha tomado por el brazo, echo maroma y teatro para tenerme de su lado, con su brazo por mi cintura. Respiro algo tranquila antes de recargarme en su costado y sonreír. -La entiendo, hasta la mitad, luego miro como duermes-me encojo de hombros. -¿por qué?-curiosidad, simple curiosidad, me giro un poco para poder mirarlo.
La luz de la pantalla, hace que pueda ver lo necesario, solo lo necesario, pero no lo necesitaba, le recordaba como la palma de mi mano.
Pero Alek vuelve antes de que pueda seguir con aquello, doy gracias a que lo haga, porque no puedo seguir con esos pensamientos, no puedo seguir rompiéndome de esas formas. No sé que me merezco, quizá el estaría mejor con la porrista, o con la nerd, no con la chica perfeccionista que todo lo quiere. Me alcanza una camisa y la tomo entre mis manos, extendiéndola y mirando que es la camisa de la fiesta de San Patricio, claro que si, me acuerdo de cada una de los días especiales, un desfile, muchos colores y demasiados dulces, sonrió. Comienzo a caminar hacía el baño, pero antes de que pueda seguir, me vuelvo al escucharlo.
-Palomitas, por favor-Me gustaba cenar con Alek, pero más me gustaba comer palomitas y sentir ese sabor en mis lengua, eran sencillas y entretenían en las películas, además de que eranuna costumbre, costumbre que no podía quitarme, no podía ignorar muchas cosas.
Termino por tomar el pomo de la puerta y abro, paso por el marco, cerrando detrás de mí. Me acerco hasta el lavamanos y me miro al espejo, como he dicho desde hace unos muchos fines de semana, no me reconocía del todo, no lo hacía, pero era yo, después de todo. Dejo la camisa colgada del gancho y me inclino para lavar mi cara, lavando todo el maquillaje, cuando me reconozco en el espejo, cierro el grifo y recojo mi cabello en una coleta, enseguida me saco el vestido como puedo, tomando la camisa y colgando el vestido. Paso mis manos por el espacio de las mangas y luego mi cabeza, bajándola por mi cuerpo, definitivamente, solo un poco más arriba de las rodillas, pero es suficiente. Me aseguro de que dejo todo como estaba, solo con el detalle de que dejaré ahí el vestido y abro la puerta, asomando la cabeza un poco, hasta que lo veo a lo lejos, en la puerta de la cocina, le sonrío un poco antes de salir y caminar hasta donde está. Él va a por el bol de palomitas, alzo una ceja ¿Qué le pasa? Y caigo en la cuenta.
Corro hasta el sofá, tomando asiento y haciéndole una seña para que venga a sentarse, en cuanto está listo, pongo play, dejando pasar los anuncios de las productoras de la película y comienza. Después de unos minutos, lo escucho. ¿No funciona? Mi ceño se frunce, porque me he creído que se estaba arrepintiendo de todo, pero antes de que pueda decir algo, ya me ha tomado por el brazo, echo maroma y teatro para tenerme de su lado, con su brazo por mi cintura. Respiro algo tranquila antes de recargarme en su costado y sonreír. -La entiendo, hasta la mitad, luego miro como duermes-me encojo de hombros. -¿por qué?-curiosidad, simple curiosidad, me giro un poco para poder mirarlo.
La luz de la pantalla, hace que pueda ver lo necesario, solo lo necesario, pero no lo necesitaba, le recordaba como la palma de mi mano.
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Mucho mejor. Acomodado en el sofá con su cuerpo como apoyo y sostén. Hacía tiempo que no me sentía tan bien. No necesito mcuho más, sólo tenerla cerca, saber donde está, qué hace y que está bien. Soy un chico sencillo, no necesito mucho para ser feliz.
Así que cuando se gira confesando me encuentra sonriendo cual bobalicón, bajo la mirada para verla y frunzo ligeramente los labios en un mohín de disgusto fingido.
- ¿Así que lo reconoces?...Me torturas a posta y ni siquiera terminas de ver la pelicula...
Lo cierto es que es verdad que me duermo, siempre lo hago, porque esta peli no la entiendo, con tanto sueño y salto temporal, es un coñazo...pero no me importa porque me duermo a su lado, y cuando despierto siempre la encuentro mirandome y acariciandome la ceja, como peinandola. Y siempre me riñe porque ronco y no la dejo oir, pero no es cierto, porque sé que no ronco.
Le suena el móvil. Lo saco de algún sitio, mira la pantalla luminosa, lo silencia y lo deja a un lado. No pregunto. Sólo la abrazo, le aparto el pelo de la cara y le doy al play, dejando el mando a su alcance.
Me acomodo de nuevo, fingiendo atención en la pantalla cuando lo unico que hago es colocarme a gusto para que cuando me venza el suelo pueda apoyar mi cabeza en su hombro. Pero aún no he cerrado los ojos cuando su móvil vuelve a sonar.
- tu novio...supongo...
No es que me agrade la idea, pero supongo que debería contestar. Practicamente me la he llevado de su cama, y no es que quiera devolverla, pero...el chico no es mal tipo, una explicación se la merece cualquiera.
- te estará buscando...- al menos sería lógico suponerlo- yo lo haría...
Y me mira, me mira como esperando que diga algo o que haga algo, ¿qué espera que haga? No puedo hacer mucho, es su novio, me guste o no, ella lo eligió. Pero espera, con el móvil en la mano, y lógico o no acabo quitandoselo, lo pongo en silencio y lo aparto a un lado. Quisiera besarla, pero no puedo, no mientras la situación sea esta. ASí que me conformo con acariciarle el labio con la yema del dedo y sonreir.
- tú y yo...mañana será otro día...
Así que cuando se gira confesando me encuentra sonriendo cual bobalicón, bajo la mirada para verla y frunzo ligeramente los labios en un mohín de disgusto fingido.
- ¿Así que lo reconoces?...Me torturas a posta y ni siquiera terminas de ver la pelicula...
Lo cierto es que es verdad que me duermo, siempre lo hago, porque esta peli no la entiendo, con tanto sueño y salto temporal, es un coñazo...pero no me importa porque me duermo a su lado, y cuando despierto siempre la encuentro mirandome y acariciandome la ceja, como peinandola. Y siempre me riñe porque ronco y no la dejo oir, pero no es cierto, porque sé que no ronco.
Le suena el móvil. Lo saco de algún sitio, mira la pantalla luminosa, lo silencia y lo deja a un lado. No pregunto. Sólo la abrazo, le aparto el pelo de la cara y le doy al play, dejando el mando a su alcance.
Me acomodo de nuevo, fingiendo atención en la pantalla cuando lo unico que hago es colocarme a gusto para que cuando me venza el suelo pueda apoyar mi cabeza en su hombro. Pero aún no he cerrado los ojos cuando su móvil vuelve a sonar.
- tu novio...supongo...
No es que me agrade la idea, pero supongo que debería contestar. Practicamente me la he llevado de su cama, y no es que quiera devolverla, pero...el chico no es mal tipo, una explicación se la merece cualquiera.
- te estará buscando...- al menos sería lógico suponerlo- yo lo haría...
Y me mira, me mira como esperando que diga algo o que haga algo, ¿qué espera que haga? No puedo hacer mucho, es su novio, me guste o no, ella lo eligió. Pero espera, con el móvil en la mano, y lógico o no acabo quitandoselo, lo pongo en silencio y lo aparto a un lado. Quisiera besarla, pero no puedo, no mientras la situación sea esta. ASí que me conformo con acariciarle el labio con la yema del dedo y sonreir.
- tú y yo...mañana será otro día...
Alek Kaiser- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 28/10/2011
Re: Encuentros. Cap. 2. Alek y Leia.
Me siento bien, tranquila. Sin tener que pensar en lo que sea que estuvieran haciendo los demás, porque siempre había sido así. No me importaba lo que todo el mundo hiciese, porque Alek ya estaba conmigo, no me importaba ir a las fiestas o no, porque me era suficiente con estar entre los brazos de él.
Y cuando lo miro, está sonriendo, estoy a punto de hacer lo mismo, de sonreírle, pero al momento en que me mira, hace un mohín y sin pensarlo, hago lo mismo. Así era, terminaba haciendo lo mismo que él, pero ahora, porque no sabía que es lo que pensaba. Lo proceso por un momento ¿lo torturaba? ¿así? y mis labios se entreabren de la impresión. -Lo siento- murmuro en lo bajo, para después tomar su mano libre, entre las mías. Jugando con sus dedos y acariciando sus nudillos. -¿Quieres que la cambiemos?-porque era hora de que decidiéramos juntos, no solo yo y mis caprichos.
Hay veces en que si me pega eso, de pensar que soy terrible, pero no lo soy, hago de todo para ser la mejor. Sobresalir, ser lo que todo mundo quiere, sin embargo, me había olvidado de las personas que realmente me importaban. Alek me importaba. Pero antes de que podamos seguir con el momento, mi móvil suena. Lo había dejado a un lado del sofá, entre el cojín y yo, así que lo saco. Primero pensando que debería de haberlo apagado, luego pensando en mi madre. Lo miro…y se me cae el alma al suelo. Jim.
Intento ponerme en sus zapatos ¿Qué debe de sentir? ¿Me quiere tanto como…? lo pongo en silencio, y dejo que suene. Alek me aparta el cabello de la cara, y sonrío gracias a ese detalle, ¿Qué haría si Alek me dejase de esa forma? Comienza a acomodarse a mi lado, le doy las gracias mentalmente, porque sé que se ha dado cuenta. Son crisis de pensamientos, de que hacer en momentos como estos. Sé que siempre intento hacer lo mejor, pero en cuestiones de sentimientos, soy la peor de todo el mundo. Lo sabía Alek, lo sabía yo, inclusive su hermano mayor. Estoy por acurrucarme a su lado, pero insiste el móvil, lo miro, una vez más, pero está vez, decide que es necesario que lo sepa de su voz. Me quedo en silencio, ¿Qué se supone que deba decirle? ¿Si? Pero le había pedido que me sacase de ahí, porque si regresaba…no me iría.
Me importa Jim, pero más me importa Alek. Lo miro, porque si me dice que conteste, lo hago. Como si ya no supiera que hacer por mí misma. Pero lo quita de mis manos y lo hace a un lado, quitándome ese peso de encima. Y con aquellas palabras, me ha dado un poco de vida. Sonrío cuando su pulgar pasa por mi labio inferior y le dejo.
Nos hemos quedado mirando la peli por una hora, máximo. De vez en cuando giraba mi cuello para aspirar su aroma y recordarme a mi misma que estaba dispuesta a hacer lo que sea porque estuviera todo bien. Comimos palomitas y he dejado que se apoyase en mi hombro para que durmiese. Al final, he terminado por apagar la tele, susurrarle un “Tú y yo” mientras cerraba mis ojos y apoyaba mi mejilla en su cabeza. Pero antes de que pudiera quedarme dormida, la puerta se ha abierto, dejando pasar a Alex, mira hacía la sala con el ceño fruncido, aquella mirada de reproche y se larga a subir las escaleras.
En unas cuantas horas, la claridad del sol me ha despertado, tallo mis ojos con una de mis manos, y miro el reloj que está posado sobre la tele. Muevo un poco a Alek, primero voy poniendo unos cuantos cojines entre él y yo, y cuando veo que no se me cae, salgo de mi escondite. Acomodo los cojincillos, de modo que esté más cómodo. Me inclino, pasando las yemas de mis dedos por su mejilla, hasta su barbilla y me atrevo a dejar un casto beso en sus labios. Camino en puntillas al baño, tomo los zapatos, y sin mirarme mucho al espejo, salgo de ahí. He dejado mi móvil y el vestido con Alek, de alguna u otra forma, debía de regresar.
Me calzo los zapatos, ya en la calle. Voy con una camisa, y zapatos de noche, nada que rememorar, pero la casa de Jim, quedaba más cerca de la casa de los Kaiser, a mi casa. Así que solo camino unas cuantas cuadras antes de llegar a los jardines de los Medici. Me han dejado pasar cuando me han reconocido. Su madre me abre la puerta, primero me comienza a decir que Jim estaba preocupado, que no se que tanto, que blah blah, pero que porque iba vestida de aquella forma, que si había perdido el gusto y la decencia, termine por decirle que debía de hablar con Jim y lo comprendía, me miro de mala forma, y luego lo llamo.
Baja las escaleras, y me sonriw, pero en cuanto nota la camisa, hace una mueca. -No, no me acosté con el chico. Si, huí porque no estaba lista, Jim.-y se me corta la voz, porque no sé cómo decirle las cosas. ¿Debí de haber esperado a que Alek despertara? No, porque no era él el que había hecho las cosas mal. -Creo que deberíamos de dejarlo…yo…-y lo miro a los ojos, porque tenía que estar segura. -Quiero a alguien más- menciona a Alek, y asiento con la cabeza. Se queda en silencio y termina por preguntarme si quería que me llevara a casa. Se supone que así sería, el me pasaría a dejar, después de la pijamada.
Mientras vamos en el auto, intento explicarle las cosas, pero al parecer está más que conforme…¿lo está? Me disculpo lo mejor que puedo, lo del móvil, el abandono y ahora más que nunca, siento que debería de compensarlo de alguna forma. Llegando, me abre la puerta y me lleva hasta la casa. Entrando, mi madre sale corriendo a saludarlo, él responde entre monosílabos, le da unas cuantas sonrisas y ser marcha. Yo huyo a mi habitación, metiéndome en la ducha y preparándome, soltando unas cuantas lagrimas y saliendo para vestirme con algo limpio. Jeans y una blusa blanca de manga corta. Bajo las escaleras y al llegar a la cocina, una bofetada de mi madre, llevo mi mano hasta mi mejilla y la miro con el ceño fruncido. “Has dormido con Jim” niego con la cabeza. “Yo te guardaba para el matrimonio” sigo negando. “Eres una…”
-¡Que no! Estuve en casa de Alek, con su abuela-le chillo. -No quiero a Jim, quiero a Alek-y no puedo parar. -Estoy harta y cansada, quiero que me dejes en paz. No es mi culpa…no es mi culpa-doy unos cuantos pasos hacia atrás y me encamino al armario. “Entonces, te acostaste con Alek, Por Díos, Leia, creí que te había educado mejor” -¡No, madre! ¡No me has educado tú! He sido yo sola-tomo un sueter, pasándolo por mis brazos. Abro la puerta y salgo al frío, con el cabello húmedo, una mejilla roja, y las lagrimas a flor de piel.
Y cuando lo miro, está sonriendo, estoy a punto de hacer lo mismo, de sonreírle, pero al momento en que me mira, hace un mohín y sin pensarlo, hago lo mismo. Así era, terminaba haciendo lo mismo que él, pero ahora, porque no sabía que es lo que pensaba. Lo proceso por un momento ¿lo torturaba? ¿así? y mis labios se entreabren de la impresión. -Lo siento- murmuro en lo bajo, para después tomar su mano libre, entre las mías. Jugando con sus dedos y acariciando sus nudillos. -¿Quieres que la cambiemos?-porque era hora de que decidiéramos juntos, no solo yo y mis caprichos.
Hay veces en que si me pega eso, de pensar que soy terrible, pero no lo soy, hago de todo para ser la mejor. Sobresalir, ser lo que todo mundo quiere, sin embargo, me había olvidado de las personas que realmente me importaban. Alek me importaba. Pero antes de que podamos seguir con el momento, mi móvil suena. Lo había dejado a un lado del sofá, entre el cojín y yo, así que lo saco. Primero pensando que debería de haberlo apagado, luego pensando en mi madre. Lo miro…y se me cae el alma al suelo. Jim.
Intento ponerme en sus zapatos ¿Qué debe de sentir? ¿Me quiere tanto como…? lo pongo en silencio, y dejo que suene. Alek me aparta el cabello de la cara, y sonrío gracias a ese detalle, ¿Qué haría si Alek me dejase de esa forma? Comienza a acomodarse a mi lado, le doy las gracias mentalmente, porque sé que se ha dado cuenta. Son crisis de pensamientos, de que hacer en momentos como estos. Sé que siempre intento hacer lo mejor, pero en cuestiones de sentimientos, soy la peor de todo el mundo. Lo sabía Alek, lo sabía yo, inclusive su hermano mayor. Estoy por acurrucarme a su lado, pero insiste el móvil, lo miro, una vez más, pero está vez, decide que es necesario que lo sepa de su voz. Me quedo en silencio, ¿Qué se supone que deba decirle? ¿Si? Pero le había pedido que me sacase de ahí, porque si regresaba…no me iría.
Me importa Jim, pero más me importa Alek. Lo miro, porque si me dice que conteste, lo hago. Como si ya no supiera que hacer por mí misma. Pero lo quita de mis manos y lo hace a un lado, quitándome ese peso de encima. Y con aquellas palabras, me ha dado un poco de vida. Sonrío cuando su pulgar pasa por mi labio inferior y le dejo.
Nos hemos quedado mirando la peli por una hora, máximo. De vez en cuando giraba mi cuello para aspirar su aroma y recordarme a mi misma que estaba dispuesta a hacer lo que sea porque estuviera todo bien. Comimos palomitas y he dejado que se apoyase en mi hombro para que durmiese. Al final, he terminado por apagar la tele, susurrarle un “Tú y yo” mientras cerraba mis ojos y apoyaba mi mejilla en su cabeza. Pero antes de que pudiera quedarme dormida, la puerta se ha abierto, dejando pasar a Alex, mira hacía la sala con el ceño fruncido, aquella mirada de reproche y se larga a subir las escaleras.
En unas cuantas horas, la claridad del sol me ha despertado, tallo mis ojos con una de mis manos, y miro el reloj que está posado sobre la tele. Muevo un poco a Alek, primero voy poniendo unos cuantos cojines entre él y yo, y cuando veo que no se me cae, salgo de mi escondite. Acomodo los cojincillos, de modo que esté más cómodo. Me inclino, pasando las yemas de mis dedos por su mejilla, hasta su barbilla y me atrevo a dejar un casto beso en sus labios. Camino en puntillas al baño, tomo los zapatos, y sin mirarme mucho al espejo, salgo de ahí. He dejado mi móvil y el vestido con Alek, de alguna u otra forma, debía de regresar.
Me calzo los zapatos, ya en la calle. Voy con una camisa, y zapatos de noche, nada que rememorar, pero la casa de Jim, quedaba más cerca de la casa de los Kaiser, a mi casa. Así que solo camino unas cuantas cuadras antes de llegar a los jardines de los Medici. Me han dejado pasar cuando me han reconocido. Su madre me abre la puerta, primero me comienza a decir que Jim estaba preocupado, que no se que tanto, que blah blah, pero que porque iba vestida de aquella forma, que si había perdido el gusto y la decencia, termine por decirle que debía de hablar con Jim y lo comprendía, me miro de mala forma, y luego lo llamo.
Baja las escaleras, y me sonriw, pero en cuanto nota la camisa, hace una mueca. -No, no me acosté con el chico. Si, huí porque no estaba lista, Jim.-y se me corta la voz, porque no sé cómo decirle las cosas. ¿Debí de haber esperado a que Alek despertara? No, porque no era él el que había hecho las cosas mal. -Creo que deberíamos de dejarlo…yo…-y lo miro a los ojos, porque tenía que estar segura. -Quiero a alguien más- menciona a Alek, y asiento con la cabeza. Se queda en silencio y termina por preguntarme si quería que me llevara a casa. Se supone que así sería, el me pasaría a dejar, después de la pijamada.
Mientras vamos en el auto, intento explicarle las cosas, pero al parecer está más que conforme…¿lo está? Me disculpo lo mejor que puedo, lo del móvil, el abandono y ahora más que nunca, siento que debería de compensarlo de alguna forma. Llegando, me abre la puerta y me lleva hasta la casa. Entrando, mi madre sale corriendo a saludarlo, él responde entre monosílabos, le da unas cuantas sonrisas y ser marcha. Yo huyo a mi habitación, metiéndome en la ducha y preparándome, soltando unas cuantas lagrimas y saliendo para vestirme con algo limpio. Jeans y una blusa blanca de manga corta. Bajo las escaleras y al llegar a la cocina, una bofetada de mi madre, llevo mi mano hasta mi mejilla y la miro con el ceño fruncido. “Has dormido con Jim” niego con la cabeza. “Yo te guardaba para el matrimonio” sigo negando. “Eres una…”
-¡Que no! Estuve en casa de Alek, con su abuela-le chillo. -No quiero a Jim, quiero a Alek-y no puedo parar. -Estoy harta y cansada, quiero que me dejes en paz. No es mi culpa…no es mi culpa-doy unos cuantos pasos hacia atrás y me encamino al armario. “Entonces, te acostaste con Alek, Por Díos, Leia, creí que te había educado mejor” -¡No, madre! ¡No me has educado tú! He sido yo sola-tomo un sueter, pasándolo por mis brazos. Abro la puerta y salgo al frío, con el cabello húmedo, una mejilla roja, y las lagrimas a flor de piel.
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