Encuentros. Cap.2. Jake & Vanessa.

Algo pasa, algo va mal. Se envara y me grita que no la toque justo antes de apartarme de un empujón muy poco delicado, si me quedo mirandola, inseguro, es porque creo que la he asustado y no entiendo el por qué. Comprendo que mucha gente reaciona así conmigo, aun gente que apenas a cursado dos palabras conmigo y gente que solo me conoce de oidas, es parte de lo que soy, esa sensación de desasosiego que me acompaña y que la gente percibe sin dificultad. Pero ella...ella nunca había dado muestras de temerme.

El tono que usa a continuación no lo reconozco, y aún me siento confuso y dolido por ese claro destello de furia, odio, o lo que haya sido, lo suficiente como para tardar en asimilar lo que ahora me chilla como si hubiese perdido de pronto toda compostura. Nunca la había visto así...

- Debo ser idiota...

Pronuncio en voz baja al escucharla, si, debo serlo mucho para estar dispuesto a arriesgar tanto solo por volver a tocarla y que me lo pague asi...Pero no digo más porque tengo dudas, está alterada y afectada y pienso que es sincera por un momento. Hasta que recuerdo otra vez, otra actuación, para su madre, el día que le pidió la moto y su madre le dijo que era muy pequeña para tenerla, y recuerdo el llanto, las suplicas, y la forma en que sonrío con suficiencia y se restregó las lágrimas falsas en cuanto su madre dijo que si. Lo recuerdo perfectamente. Una vez más he estado a punto de dejarme engañar... me daría de collejas. Y aún sabiendo que esto no es más que otro juego para conseguir lo que quiere me acongoja el pecho y me produce un malestar en el esofago el ver que sufre. No puedo evitarlo.

Estupida...estupida mujer...¿no acabo de decirselo? ¿Es que no sabe leer entre lineas? ¿O es que espera de verdad que ante la magnifica actuación me descomponga y le confiese que no puedo vivir sin ella? Si, probablemente eso es precisamente lo que busca, no ha quedado satisfecha con mi comportamiento de esta semana, quiere que me arrastre y suplique como los demas, por una mirada suya...Así se me enferme el corazón, se ennegrezca y se convierta en polvo, jamás lo conseguirá. No permitiré que me pisotee.

- ¿De eso se trata?- me acerco más no la toco- ¿te sentiste vacía?- el tono me sale brusco y seco, no intento calmarlo ni tampoco evitar que mi rostro se endurezca- me alegro...no fuí yo quien puso en claro nada mas bajar del coche que no debía hacerme ilusiones...¿y ahora me vienes con esto?...no necesito leer tu mente- es duro, pero he de hacerlo- no me interesa...estoy aqui porque creí que podiamos ser amigos...

No parece gustarle, bueno, mejor así, no es bueno para mi salud mental tenerla cerca, quizá lo mejor sea acabar con esta ridicula relación de una vez, ni siquiera puedo ponerle nombre, ella llama, yo acudo, nunca ha sido mas que eso, todo lo demás solo ha sido mi imaginación.

Esta vez si la toco, en la mejilla, porque no puedo contener la mano, porque finge tan bien que creo que le importa.

- Tú y yo, Cabot, no es buena idea...

Vuelve a empujarme, dandome un puñetazo en el pecho, duele, pero me echo hacía atrás, apartandome, y no me quejo.

- Yo no me pavoneo...

Eso me ha ofendido, esos serán sus amiguitos, yo no le cuento mi vida privada a nadie, ni para bien ni para mal, no es de su puta incumbencia.

No ha sido buena idea. Yo sabía que no era buena idea, no debí acercarme a ella. Ahora tendré dolor de cabeza y no dormiré en toda la noche, y lo peor de todo es que le daré vueltas y en algún rincón de mi cerebro ansiaré que por una vez estuviese diciendo la verdad. Malo para mi. Pero no puedo dejarla aqui sin transporte.

- Será mejor que te lleve a casa.

No responde, pero me mira furiosa y me tira la chaqueta a la cara, pasando por mi lado sin mirarme siquiera. Voy tras ella, pero pronto descubro que no tiene intención de subirse a la moto, a comenzado a andar camino abajo, por la cuesta, tres quilometros hasta la carretera principal. Resoplo. Un caracter endemoniado, eso es lo que tiene. La moto se me calará por llevarla cuesta abajo en punto muerto para ir a su altura...

- Cabot...no seas niña...sube a la moto...te dejo en casa y no tendrás que volver a verme...

No parece que vaya a claudicar, está fuera de sí, parece haber perdido el norte...empiezo a preocuparme muy en serio, no debí ser tan brusco, al fin y al cabo yo ya sabía donde me metía, quizá..no, no puedo pensar que quizá fuese sincera, eso sería un error. Pero...tampoco me importa demasiado ahora, solo que está molesta, enfadada y fuera de sí...no quiero verla así, da igual si es ensayo o no, no por mi culpa al menos. Intento hablar con ella.

- Vamos Cabot...no es que no me importes...es que no es buena idea...tú y yo, somos de mundos diferentes...

Da lo mismo, podría decirle que le bajaré la luna para el caso que me hace.

- Niña...dejame al menos llevarte a casa...

No me escucha. Tres quilometros de cuesta con tacones, todo un reto, pero llega abajo sin mirarme siquiera. La moto se cala, tal como pensaba, ni se ha parado cuando la atravieso delante de ella. Ahora sí estoy preocupado. La unica mirada que me ha dirigido en todo el trayecto, hubiese preferido que no me mirase, me ha atravesado el pecho con esos ojos azules y no ha sido agradable.

Se pone a correr, peligrosamente, sin mirar hacía delante, y llega a la carretera, siento la intranquilidad aún ants de ver los faros del coche y empiezo a gritar su nombre para que pare...es culpa mía, si le pasa algo es culpa mía...debé decirle lo que quería oir, cualquier cosa...y eso lo pienso aún antes de escuchar el frenazo...la moto ya no me importa...la dejo donde está y comienzo a correr hacía ella....la veo en el suelo...nunca antes había rezado...ni siquiera me sé el padre nuestro...espero que no me tenga en cuenta el defecto de forma...cuando me arrodillo a su lado lo hago con el corazón en un puño, hasta que levanta los ojos y vuelve a mirarme co inquina...esta vez es un alivio...está viva...

El conductor se baja acojonado y se acerca soltando una diatriba que no entiendo...cuando lo miro un segundo entiendo por qué, no e sla conmoción es que es un japonés enjuto con cara de mala leche...no sé lo que dice pero parece cabreado...supongo que está jurando en hebreo por el descuido de adentrarse en la carretera a oscuras y sin mirar...no me importa el japonés ahora, puedo jurar en parsel si quiere...

- ¿Estás herida?

No espero a que me conteste, es capaz de mentirme también...lo que hago es revisarla por mi mismo, aparte de un par de moratones en las piernas que se deben a la caida, de un rasguño en la mejilla y un par de uñas rotas creo que está bien.

Suspiro, y me doy cuenta de que he estado reteniendo el aire, jesús, estoy aterrado y me tiemblan las manos. Lo descubro al sotenerla por las muñecas, intentando levantarla por mucho que proteste.

- Basta...¡basta¡- advierto perdiendo la calma cuando se retuerce de nuevo para alejarse de mi, el pobre japo está empezando a pensar que estamos locos, seguro- maldita sea niña, me has dado un susto de muerte...

Me da igual si le gusta o no, la abrazo igualmente en cuanto se pone en pie, me lo permite unos segundos ants de volver a apartarme. Me muerdo el labio para no protestar, no me ha llegado...

- Voy a llevarte a casa, por las buenas o por las malas...tú eliges...

Claro que sí, si le pasa algo jamás podré superarlo. El miedo aún no se ha ido, creo que he perdido el color. El hombre nos manda a la mierda con un gesto en cuanto nos salimos de la carretera, cuando se sube al coche para proseguir aún está cagandose en todos nuestros muertos...debería dar las gracias, si llega a dañarla lo hubiese matado, no podría contenerme...

¿Un taxi? si, claro, como que voy a quedarme tranqu8ilo dejandote en un taxi...ni siquiera sé si me quedaré tranquilo dejandote yo en la puerta... no me molesto ni en contestar a eso.

Mi culpa dice, no tengo excusa, si que es mi culpa, yo la he alterado, si fuese un poco más diplomatico y le hubiese dicho lo que quería oir no se habría enfurecido tanto...¿y qué me costaba en realidad? ¿qué mas da si luego me rompe el corazón? Puedo con ello, mejor yo que ella.

- Lo siento...

Me oye, me mira esta vez sin la misma furia que antes. acaso hemos ganado algo, al menos ahora me scucha de nuevo...

Esta vez me mira a los ojos, me tranquiliza saber que vuelve a hacerlo, le dije que no tendría que volver a verme, pero, ¿puedo cumplirlo? ¿Puedo vivir sin ella teniendola tan cerca?

Que si me he preocupado, pregunta, ¿estamos de coña? Casi me da un infarto...no parece esperar respuesta pero yo ya me estoy acercando de todas formas, para tomarla de la barbilla y obligarla a volver a mirarme.

- Cabot...-no, eso no está bien- Vane...lo que dije antes...olvidalo, ¿quieres? a veces me comporto como un imbecil...

No sé qué más decir, no es buen momento para confesar que me sentí dolido por su comentario del sábado anterior y mucho menos decirle que si esperé hasta el último momento para irme fue solo por ella. No. no después de lo que dije ahí arriba.

- dejame al menos ocuparme de ti, por favor, necesito saber que estarás bien...

Parece asentir, lo tomo como un si y la acompaño a la cuesta, buscando la moto, le cedo un casco sin decir palabra y espero a que suba y se acomode antes de arrancar, alegrandome de sentir de nuevo sus manos sobre mi cintura, pero no la llevo a su casa directamente, la llevo a la mía.

Al desmontar, en el porche, contesto a su pregunat muda antes de que la haga.

- Quiero ver mejor esas heridas antes de dejarte...sé que no hay nadie en tu casa...

Si, pero no era por eso, no es compasión, es necesidad, la mía de saber que está bien, que sólo ha sido una caida, que no tiene una contusión. La excusa no es buena pero tengo algo mejor.

- Y te debo dos respuestas sinceras.

No hay luz en casa, pero no esperaba otra cosa, es plena madrugada y mi abuelo ya no aguanta despierto hasta altas horas, principalmente porque empieza a beber a unas muy tempranas y a la hora de la merienda ya suele haber perdido casi toda su capacidad de raciocinio, no intento impedirselo, nunca, porque no vale la pena, le quedan a lo sumo unos meses, según su médico, haga lo que haga, el higado está muy dañado, así como su corazón, ¿por qué amargarle sus últimos días de vida? No tiene sentido.

Si por mi fuese la llevaría de la mano, con cuidado, y no la soltaría jamás, pero es mejor dejar que la chica me siga a su ritmo, otra vez el caracter endemoniado...asi que eso hago, abro la puerta, la sujeto hasta que pasa, comtemplando una vez más su forma de caminar cuando pasa por mi lado, entro, enciendo la luz de la entrada y le indico los escaloones. no me espera, sube ella sola y e adentra en el pasillo correcto, la sigo poco después, segundos excasos, dejando la luz encendida abajo.

Si paso mi mano por su cintura al abrir la puerta de mi cuarto, solo para que se apoye y camine hacía la cama, se sienta, tendiendo sus brazos por mis hombros al intentar doblarse para conseguirlo, un leve quejido me indica que los golpes empiezan a notarse, antes no porque la adrenalina siempre hace su trabajo. Nos quedamos, por un instante, mirandonos a los ojos, demasiado cerca, pero no me siento incomodo, aunque ella parece estarlo. Cuando se recuesta la suelto y camino hacía la comoda buscando el botiquin que guardo en mi cuarto para que el abuelo no se lo beba, o algo peor...

- Eso lo juzgaré personalmente- contesto de espaldas al escucharla, sin dejar de rebuscar entre mi ropa...ah, ahí está. Una pequeña bolsa de lona azul que en realidad era un neceser pero que nunca he usado para tal menester. He sido un poco brusco, quizá...asi que rectifico sin muchas ganas- No puedo permitir que te pase nada...¿no crees?

Saco el neceser de bajo los calcetines, lo abro y compruebo que tengo todo lo que podemos necesitar antes de girarme. Y la veo, estirando el escote del vestido para comprobar algo...o eso creo, me he despistado un momento al ver su expresión, entre calma y preocupación. Me acerco a ella y me inclino delante de la cama, oniendo el neceser a un lado de su rodilla derecha, sobre el colchón, y le levanto la barbilla para verla. Ella suelta el escote y me mira también.

- Tú eres más importante...

El Ken y la Barbie pueden cuidare solos un rato, espero.

Empiezo revisando sus piernas, serio, concentrado, pero apenas hay nada que hacer ahí, un par de moratones que van cambiando de color pero sin herida abierta, solo los limpio con una toallita humeda y los cubro con un poco de vips para que ayude a que desaparezcan lo antes posible, no olvido que tratamos con la chica más coqueta del pueblo, y las más desquiciante también.

Le cojo las manos, separandole los brazos del cuerpo para poder fijarme bien, pro no encuento más que un rasguño en un codo, que trato limpiandolo primero y echando un poco de betadine después. Suelta un silbido entre labios al ponerle encima el aplicador del último y eso me hace sonreir y mirarla.

- No seas quejica...

Le digo, pero no es más que una muestra de que me hace gracia. Quiero mirarle la cabeza ahora, porque lo peor que puede pasar es que tenga una contusión en el craneo, así que dejo los enseres y paso las manos por dentro de su pelo, a cada lado, protesta, pero ahora soy yo el que sisea entre dientes, para que se calle, voy a asegurarme le guste o no. El caso es que me lleva un tiempo pero no encuentro nada, y cuando por fin dejo de buscar también dejo las manos entre las hebras de su cabello un rato más, porque el caso es que me gusta mesarle el pelo, pero no me dí cuenta hasta que dejé de preocuparme porque pudiese tener un chichón. Creo que se ha dado cuenta de que he dejado de buscar, porque siento mas que veo, como alza el rostro hacía mi, y al bajar el mío también descubro que por algo esto se hace normalmente desde detrás de la chica, no desde donde yo estoy.

Sus pestañas, tan largas, me hacen cosquillas en la barbilla cada vez que parpadea. Inspirando sin dejarme llevar por las ganas de besarla le giro la cabeza hacía un lado, para buscar el rasguño en su mejilla. Y la suelto al fin, para coger el algodón y limpiarlo también.

- Deberías quitarte el vestido...

En realidad no. Pero sí si he de mirar si tienes más golpes...Bueno, ya sé qu eno valgo para médico ni ginecologo...dos carreras descartadas.

Me levanto, en cuanto ella hace amago de hacer lo propio, para alejarme dos pasos y darle espacio. Pronto se hace patente que debería salir de la habitación, pero no tiene mucho sentido cuando he de mirarla de todas formas si quiero saber si tiene alguna otra herida. Se desviste despacio, insufriblemante despacio, a proposito sin duda. me entretengo pues en mirar hacía otro lado mientras termina y el vestido acaba de caer.

Cuando vuelvo las vista hacía ella mi rostro sigue siendo serio, y no la miro a los ojos. me acerco a ella, sentada en la cama. La escucho, claro que si, ya sabía que no iba a escoger preguntas sencillas. Y prometí sinceridad, así que contestarle ni lo dudo, sólo busco las palabras justas para hacerlo y no tener que explicarme.

La reviso primero, comprobando que en al abdomen tiene un negrón bastante grande en tonos amarillos y carmesí que van cambiando de a poco a un negro verdoso, es grande pero no parece un golpe grave, sólo lo normal tras caerse en algo duro, como el asfalto...si no hubiese caido desde los once centimetros que lleva en cada zapato seguro que era menos...pero eso no puedo ni comentarlo o acabaré tragandome el tacón. Aparto la vista para buscar otro poco de algodón y echarle desinfectante para pasarlo por el morado antes de contestar, en tono desapasionado y sin mirarla todavía.

- Cada día desde que te conozco

Suficiente. Es sincero, pero no voy a explicarlo. Sigo con lo mío, le limpio la herida y luego echo un poco de crema en mi mano y la paso por su piel esperando a que la absorba. No contesto a su comentario sobre su ropa interior, no quiero jugar a esto. No estoy de humor. Lo que quiero es no discutir y dejarla en casa sana y salva. Es probable que no pueda mantener lo que dije arriba, pero al menos mañana será otro día y tendré tiempo para pensarlo antes.

Y ahora quiere que lo explique, y pregunta a cual de sus suposiciones me refiero, la miro apenas un segundo, y me aparto cogiendola de las manos y bajando la vista de nuevo, la hago incorporarse y cojo su vestido de donde lo ha dejado, para pasarselo por la cabeza.

- ¿Esa es tu tercera pregunta?...hemos terminado...

De curarte al menos. Tiro de su vestido para cubrirla al ver que ella no lo hace, y dejo que acabe de acomodarlo después mientras vuelvo a coger las llaves. La miro, ahora sí, plantado en medio del cuarto y esperando a que termine de subirse la cremallera.

- Vamos- le indico con un gesto de cabeza en señal a la puerta que nos marchamos, voy a llevarla a casa, tal como prometí. Lo cierto es que la incredulidad en su cara me hace sonreir también y el comentario que se me escapa no ha sido pensado- ...nunca había vestido a una chica antes...

Es cierto. Suelo desnudarlas.

Y se me forma una sonrisa, de a poco, mientras la escucho, porque reconozco el tono de su voz, su exasperación y el punto de irritación que intenta camuflar entre las palabras, sin mucho éxito. En el fondo, muy en el fondo, no somos tan diferentes, los dos nos exasperamos con bastante facilidad...y los dos tenemos un caracter de mil demonios...supongo que esa rabia contenida que siempre tiene a ras de la superficie es algo que siempre me ha acer cado a ella. Conozco bien la rabia, la comprendo.

- Tú preguntas, yo contesto- replico, indicando sin pasión cómo iban las normas en este juego- eres tú quién hace la pregunta, así que eres tú la que ha de especificar claramente en ella qué quiere saber...si quieres saber algo más haz otra pregunta, te queda una...

Eso es, cuanto antes malgastes la última antes me quedaré tranquilo y podré olvidarme del asunto. La verdad, nunca creí que sus preguntas tomasen ese rumbo, no me apetece mucho continuar por ahí.

¿Y ahora por qué protesta? Protesta cuando se lo quito, protesta cuando se lo pongo...de verdad que pienso que deberían venir con su librito de instrucciones bajo el brazo, a ser posible en castellano, no como los muebles de ikea.

- Ya he respondido...¿qué te pasa ahora?...- y alzo una ceja inquisitiva intentando averiguar a qué viene esa cara de incredulidad. Luego un gesto de ...¿qué? ¿orgullo herido?...no puede ser...-no me dirás que creías que esto era algún tipo de truco para llevarte a la cama...

Me da que sí, sonrío y niego con la cabeza a la vez, alejandome de ella para ir hacía la puerta. Me mira con inquina, con los ojos entrecerrados, creo que intenta acojonarme o indicarme que me mataría si pudiese, en cambio yo la encuentro fascinante, tan cabreada y tan hermosa...

- ¿Siempre eres tan inconstante?...hace un rato decías que no querías volver a sentirte vacía...te propuse un trato y lo rechazaste...¿y ahora te enfadas conmigo porque no te he tirado encima de la cama y no te he sacado la ropa interior con los dientes?...aclarate niña...yo sólo intento obedecer, tal como esperas de mi...¿no es eso?...tú llamas y yo acudo...siempre ha sido así entre nosotros ¿no?...tú mandas, yo obedezco...

Es insoportable, decididamente insufrible. Se cruza de brazos y se echa el pelo atrás como una diva concediendo una entrevista a la plebe, sólo le faltan los focos...y me responde con el tono que usaría para darle ordenes al jardinero. Sólo asiento, abro la puerta para ella y la sigo para acompañarla abajo de nuevo.

Le tiendo el casco una vez en el arcén. Y me subo esta vez dejandole hueco delante de mi, porque asumo que tal como tiene los muslos no querrá sentarse con las piernas abiertas.

"¿quieres que te de las gracias?" dice, otra vez con ese tonito altanero que me saca de quicio a la par que me atrae, no sé por qué, creo que es porque lo identifico con ella, es la unica que se atreve a usarlo para conmigo. La gente suele medir sus palabras cuando se trata de mi. Pero se sube.

- No hace falta...aunque podrías...creo recordar que fuiste a un colegio de señoritas hasta los doce, ¿no?...estaría bien que demostrases de vez en cuando lo bien educada que estas...

Mentira. Yo no tendría por qué saber eso tampoco, pero claro, no pude resistirme a husmear un poco en su pasado, gajes del oficio en realidad. Siempre investigo bien al enemigo.

No dice nada, se mantiene parca mientras arranco, y veo por el espejo que aprieta los labios, como obligandose a mantener la boca cerrada..bien, pues yo también puedo mantenerme mudo...a terco, terco y medio...

Y de golpe un exabrupto, o una pregunta, depende a quién le preguntes. Bueno, le debo una así que supongo que he de contestar. Yo no la hubiese desperdiciado en algo tan tonto. Sonrío, para mi, ¿por qué? Porque contestarle supone librarme ya del acuerdo y ser libre para volver a mi mutismo. Y sé que no estoy siendo del todo justo, porque sé que no fue su intención cobrarse la última pregunta. ¿Pero acaso dije yo que no haría trampas de darme la oportunidad? No es mi culpa si ella ha preguntado sin especificar que no cuenta.

- supongo que no...

Contesto. Pero no creo que se de por satisfecha con esa respuesta, así que aclaro.

- salía con alguien antes de volver al pueblo...pero supongo que desaparecer sin dejar dirección cuenta como ruptura, ¿no crees?

Lo cierto es que no me porté demasiado bien ahí, aún me reconcome la conciencia.

Por fin se ve su casa, la última recta, esto se acaba...no fue una buena noche, no era esto lo que yo queria cuando la obligué a quedarse, pero así y todo me cuesta dejarla, no importa si peleamos, nos hacemos daño o nos ayudamos, su compañia si que importa. Aparco en el arcen, la suelto y espero a que se baje, yo no lo hago, me quedo sentado sobre mis dos ruedas esperando a que se recomponga la falda. La casa está vacía, como ya sabía, pero las luces están encendidas, siempre lo están, no hay familiares, pero si sirvientes. El que abre el portón, el guardía de seguridad que ronda de noche, el mayordomo o lo que sea el señor de la chaqueta que siempre está despierto...un montón de gente y nadie en realidad. ¿Cómo será sentirse sola entre tanta gente?

- ¿Estarás bien?- pregunto esta vez preocupado mientras veo como el que abre el portón le da al botón para dejarla pasar y de paso me mira como para una rueda de reconociemiento.

Siempre me ha incomodado la autoridad, cualquier tipo de autoridad, será porque nunca he tenido un referente paterno, como han insistido siempre en relatarme una y otra vez cada asistente social que se me ha acercado, o porque los uniformes me parecen medios superfluos de intimidación, o qué sé yo...será porque tienen razón y soy un tanto asocial. ¿a quién le importa? el caso es que el guardía ese de la puerta y la miradita inquieta está postulando para lleverse un ojo a la virulé de gratis. Sobre todo con el gesto que pone al hablarme ella de nuevo.

Pero no es el guarda el que importa, o el que debería importar. Así que vuelvo la cara hacía ella, ignorandolo completamente y me centro en lo que dice. Me hace sonreir, sin proponerselo, casi parece que a ella tampoco le apetece mucho eso de dejarlo correr...claro que ella tiene motivos...realmente debe ser un coñazo vivir así, rodeada de extraños, sin intimidad en tu propia casa...

- ¿Una copa?

Parezco idiota, me respondo mentalmente; sólo tienes que decir que sí.

- Claro, me beberé una copa...

Respondo en su lugar, sin saber muy bien a qué mierda se refiere ahora con lo de comportarse. ¿Es que le he dicho yo que no sabe hacerlo? ah, si...lo de dar las gracias...esta chica entiende lo que le parece...

Me bajo, pues, y apago la moto, esta vez si le pongo un candado, mirando directamente mientras me agacho a cerrarlo al tipo de la puerta, mensaje claro, "yo si que no me fío de ti".

Cuando vuelvo a alzarme y me quedo a su lado, o mas bien enfrente pues no se ha movido ni un palmo, me dice aquello de que me dará lo mismo que yo a ella, y por un momento me descentro entre las palabras pronunciadas en un tono juguetón y ese mordisco en el labio que quisiera darle yo. ¿Lo mismo? ¿Seguro que hablamos el mismo idioma? ...por suerte lo aclara antes de que meta la pata...

- tres preguntas...-mesuro mientras sonrio y aparto un mechón de pelo de su cara, jugando con él entre mis dedos antes de dejarlo caer- es un poco absurdo ya que tú siempre contestas...

Lo cual es cierto. El tipo sigue atento asi que me aparto un poco, no vaya a llamar a los geos. Pero la tomo de la mano y me adelanto cruzando la puerta. El tio no se atreve a impedirlo, pero es a ella a la que desea buenas noches. Sólo a ella.

- Mejor pido tres favores...

No es una sugerencia, lo doy por zanjado aún cuando no ha aceptado verbalmente. Y dejo que me guie.

El señor que nunca duerme es el que nos abre la puerta, ¿cómo lo hará? eso de no dormir, digo, deben pagarle una fortuna...miro alrededor, es porque nunca había estado en su casa, no dentro, lo cual no quiere decir que no la haya mirado muchas veces por fuera, esperando verla aparecer por alguna esquina...nunca tuve demasiada suerte...no me extraña, demasiadas esquinas...

Una señora sale de pronto de otra de las puertas, y saluda, parece amable pero no me estoy fijando en ella, Vane le contesta con un gesto que era desconocido para mi, y eso que creía conocerselos todos...una mezcla de rigidez y ternura, algo que consideraba imposible, si no acabase de verlo, ¿será asi como se considera correcto tratar a los criados?...vale, entonces no me trata como al jardinero...¿qué soy entonces?

Tampoco es que entienda para qué queremos dos copas con hielo si no pide nada para llenarlas, pero me arastra por unas escaleras que parecen las de la comisaria central y me dejo llevar.

La lámpara me llama la atención. No la he soltado, sigo agarrando su mano, lo hice por tocarle los huevos al guarda, admito, pero ahora la mantengo por dos motivos, porque me siento más cómodo y porque me gusta.

- No creo...-contesto apretandosela un poco mientras aparto la vista de la monstruosidad de cristal- pero fijo que algún pobre criado se ha despellejado las manos limpiandola...

Y seguimos subiendo. Una puerta, una sola. De madera maciza, por lo que puedo ver. La abre y anuncia que es la habitación de sus padres. Creo que ha llegado el momento de soltarla. No queda otra. ASí que le suelto la mano y entro, mirando otra vez alrededor.

- ¿A esto le llamas una habitación?

Si, claro, el cuarto de mis padres, que bien podría ser el estadio del rayo vallecano...pero vale. Mejor me callo. Me señala una barra de madera, me fijo un segundo en la terraza, los sofás, la chimenea...para hacerme una composición de lugar, asiento y me dispongo a centrarme en lo que estamos. Coge lo que quieras dice y lo hago. Rebusco un poco y veo una botella que está etiquetada como "Margot, Reserva, 1971" Solo quiero probar. Se la enseño y pregunto.

- ¿Lo que quiera?¿en serio?

Pero como dice que si, la descorcho y la huelo, siempre he oido que los vinos como estos necesitan respirar, que huelen a no sé qué mierdas que impregan en las barricas...un montón de sandeces...

- pues a mi me huele a vino...

Pero quiero portarme bien, así que saco un par de copas de vino de bajo la barra, porque el vino no se toma con hielo, y sirvo dos vasos. Ella se acerca y toma el suyo, sin protestar, quedandose al otro lado de la barra y sentandose en una suerte de banqueta alta. Es como una puta barra de bar en casa...increible. Lo huele, lo prueba, lo saborea y lo traga. Yo me fijo en casa paso e inteto repetirlo. Cuando lo trago la miro, alzo una ceja, y me da la risa.

- ¿sabes?...creo que prefiero un chupito...

Desde luego que es de los setenta, sabe a viejo...está visto que los gustos refinados son ajenos a mi. Yo no pago un duro por esto. Y llaman a la puerta, traen el hielo, me parece un poco absurdo que sea lo unico que no tiene arriba, pero supongo que hay que darles trabajo a los sirvientes ya que les pagas. Absurdo, como dije. Y entonces la escucho decir que no molesten y la veo cerrar la puerta con llave. Y lo encuentro terriblemente divertido.

- ¿Debería preocuparme?...¿me estás secuestrando?...

Pero sigo buscando entre las botellas, hay de todo, incluso una botella del mitico don perigñom que siempre oyes en las pelis, y que aparto a un lado, por si acaso, pero lo que saco es una botella de pepermint, una de vodka, otra de ron y una de ginebra, para hacer un cocktail.

Me tiende los vasos con hielo, saco el hielo, lo dejo en una cubitera vacía, echo tres partes iguales de los licores blancos, un chorro de pepermint y le pregunto si tiene pajitas. Se vuelve a sentar, inclinandose para mirar que hago y levanta un vaso para oler la mezcla.

- no es margot...- bromeo- tampoco huele bien...y no prometo que sepa mejor...pero calienta el estomago

Le guiño un ojo, sonrie, parece mucho más feliz ahora. Me quedo embobado viendola sonreir. Carraspeo después y busco las pajitas.

- Necesitamos un mechero...

No evado la pregunta, sin embargo, así que mientras me reviso los bolsillos contesto.

- Aún no necesito ningún favor...te avisaré...

- Por supuesto que sí, sé escoger la mejor moto, el mejor sitio por donde saltar una verja, la mejor excusa para que el poli haga la vista gorda, el mejor cebo para pescar...-creo que lo ha pillado porque deja los ojos en blanco, así que paso de seguir relatando y le echo una sonrisa- pero el vino nunca me ha parecido importante...

La dejo hablar, la dejo guardarse la llave y la dejo, incluso, inclinarse sobre la mesa y usar ese intento vago de seducción pra conmigo, está bien así, ella se siente más comoda actuando como normalmente y yo me siento agradecido porque haya dejado de fingir que lo nuestro es otra cosa.

- ¿Sabes que puedo cogerla, no?- susurro tan solo en respuesta, divertido después de todo, y sigo a lo mío.

Pregunta si es seguro y alzo una ceja inquisitoria, ¿seguro?

- ¿ Tienes miedo?

Pregunto, y sé cual va a ser la respuesta antes de que la diga. La misma que yo proferiría, el caracter de la niña no deja lugar a dudas, pero sigue gustandome.

Cojo las pajitas de donde me indica, pero no he llegado a prenderle fuego a las bebidas para dejar que el alcohol se evapore y enseñarle a usar la pajita para beberlo aún ardiendo cuando ella dice escuetamente "salud" y se lo bebe de un golpe. Me quedo mirandola, parapadeando, lo cierto es que esperando el momento en que lleguen las arcadas para poder apartarme a tiempo, pero la hica es dura, más de lo que creía. Me da la risa cuando veo que efectivamente no piensa vomitarlo.

- esto...si se te da por cantar tendré que hacerte un homenaje...hay que quemarlo y dejar que se evapore un poco el alcohol guapa, o acabarás a cuatro patas y haciendo de surtidor...¿a qué vienen las prisas?...¿ya quieres echarme?

Pero protestando o no le preparo otro y esta vez le muestro como se bebe esto. La pajita se prende a medida que absorbes, tienes que hacerlo rápido para que no acabes chupando plástico quemado, pero al menos así es fuerte pero no veneno. La miro a ella y espero a que beba antes de darle la vuelta al mostrador y ponerme a su lado. Miro de nuevo alrededor, con curiosidad, me parece ver hasta un jacuzzi en el suelo.

- Muy bonito- digo- no hay fotos.

Es una observación, la habitación es preciosa, si, pero también aseptica, no hay fotos, ni ropa descolocada, ni unas zapatillas al lado de la cama, ni un solo cuadro desentonando, parecen haber sido escogidos por la gama cromatica, haciendo juego con los colores de la habitación, no por su valor sentimental, desde luego, tampoco hay libros, dvds o alguna otra cosa que señale que allí vive alguien de verdad.

- Ya sé qué quiero como primer favor.

La miro, alzando una ceja, esperando a que se niegue, pero no lo hace así que sigo, sirviendonos dos copas suaves.

- Quiero ver tu album de fotos...el familiar.

¿No tiene album familiar? ¿Cómo mierda puedes no tener un album de fotos de familia? Si hasta mi abuelo en su nebulosa alcoholica me sacaba fotos...niego con la cabeza, no es que no la crea, es que me parece imposible. ¿qué clase de padres no le sacan fotos a su niña para enseñarselas orgullosos a los amigos?

La nana...la unica que guardaba una foto de ella era la nana...mierda. Me muerdo la cara interna de la mejilla para no cagarme en todo...pero que mal me cae esta gente, siempre.

Cuando saca la foto arrugada de la cartera y me la muestra sonrio, la niña no se parece mucho a ella en realidad, tiene el pelo rizo, los dientes muy anchos y una frente muy ancha, tal como dice.

- Ufff...no me extraña que quemasen las fotos de la infancia...

Digo. Pero bromeo y lo hago con cariño, sé que es mejor no oradar en el asunto, la expresión le ha cambiado al hablar de ello, no quiero volver a la tristeza anterior. Prefiero hacerla sonreir.

Se la devuelvo, tras mirarla una vez más y me levanto, cogiendola de la mano, apenas de las puntas de los dedos y recorriendo la habitación para buscar lo que necesito. No es fácil, pero al final encuentro el armario, que en realidad es más como una habitación entera. Descuelgo varias prendas de ropa y las tiro sobre un sofa, ropa de hombre y de mujer, unos conjuntos de esqui, unos trajes de baño, un par de conjuntos de tennis, deben ser de sus padres, de cuando su padre vivía, o eso, o su madre tiene algún novio, deberían servir, también cojo una chaqueta y corbata y un vestido plateado para ella.

- ¿Cámara?

Me mira como si no entendiese.

- !Vamos niña¡ Todo el mundo ha de tener un album de fotos...¿una cámara?

Al fin lo entiende porque busca en un cajón y me lanza por los aires una cámra reflex que debe costar como tres meses de mi sueldo, por suerte la agarro de la correa antes de que se estampe contra el suelo. La dejo encima del diván del vestidor y escojo el traje de tennis como primera opción, comenzando a desvestirme para ponermelo. La miro y la apremio a que haga lo mismo cuando veo que se ha quedado pasmada mirandome. Me queda un poco largto pero vale, ella acaba de vestirse y busca un par de raquetas, creo que lo ha pillado. Cojo la cámara, a ella del brazo y busco un buen fondo. Lo mejor parece ser un cuadro verde que está colgado en la sala, si solo sacamos la foto de la cintura para arriba puede colar.

Sonrío, me rio al mirarla, porque la falda le queda un poco floja y se le mueve en la cintura. Le guiño un ojo, preparo la cámara para que dispare diez veces una vez enfocada correctamente hacía donde ella se ha quedado parada y vuelvo con ella rapidamente cogiendo la raqueta con una mano y a ella por la cintura, un flash. Me giro para ponerme detrás deprisa e inclino la cabeza para que la mía salga por detrás de la suya, otro flash, ella se gira y finge darme en la cabeza con la raqueta, yo echo la lengua hacía un lado y pongo cara de dolor, otro flash, la cojo en brazos, otro flash, la agarro por detrás y subo su pelo en dos coletas poniendo cara de tonto, otro flash.

Lo cierto es que me lo estoy pasando pipa.

- Rápido...una más...ya sé, pon el culo, que te doy unos azotes...

Al final consigo que se emocione con la idea, le cuesta, pero reacciona. Hay algo en las fotos que nos gusta a todos y que nos hace sonreir, a grandes y pequeños, sin distinción de raza, color o posición social, creo que es la capacidad de conservar un instante, reflejarlo en un trozo de papel, algo que nos hace sentir que el tiempo está en nuestras manos aunque se nos escurra continuamente entre los dedos, la sensación de que al menoes ese instante siempre lo conservaremos. Y es emocionante...

umm...en ropa interior y bailando la macarena no...pero lo de bailar puede ser, pienso cuando lo dice, pero ya me estoy acercando a la cámara para sacarla del pie provisional y la escucho pidiendo fotos en el jacuzzi, me encojo de hombros y acepto sin decir nada, el agua siempre me parece bien, el agua y la alturas...

está contenta, así que yo también. Con la cámara en la mano me acerco a donde había separado previamente los trajes de baño y le tiro el suyo a las manos, comenzando a desvestirme. Como se queda ahí sacandose la falda le pego un toque, carraspeando primero.

- ¿no sería mejor que te cambiases en el baño?

Por si los ojos se me salen de las orbitas, digo...pero en voz mental.

Y cuando se va cabo de cambiarme y voy probando el agua, el inconveniente del jacuzzi es que no hay donde dejar la cámara apoyada, asi que la sostengo con la mano. Ella sale, ataviada con el bañador, que no es el que yo le he apartado del closet de su madre, esta se ha ido a buscar uno propio en alguna parte sin decirme palabra. Niego con la cabeza, divertido por la coquetería manifiesta pero no digo nada.

Al entrar salpica un poco hacía mi, completamente a posta y la riño.

- El objetivo niña...que nos dejas sin fiesta...

Es cierto lo que dicen de estas bañeras, un gustazo, el agua está templada, ni fria ni caliente, y las burbujas te hacen cosquillas. Problema...A la distancia de un brazo, que es el que sostiene la cámara, solo saldrán las caras. Así que la sujeto por la cintura y la obligo a sentarse entre mis piernas para poder salir los dos.

- Sonríe...

Le pido primero, y quedamos, seguro, como dos gilipollas todo dientes mirando al objetivo. El flash casi me deja ciego, pero da igual.

- Foto facebook...

Pido ahora, y me mira sin comprender, hasta que hago me pongo serio y pego mi mejilla a la suya.

- Foto tuenti...

En esta pego mi nariz a la suya abriendo mucho los ojos y haciendo un poco el imbecil, quedamos de perfil.

- Beso...

Y pongo la mejilla para que ella salga frunciendo exageradamente los labios y besandome la misma. Me temo que nos da la risa asi que la siguiente sale cómo dios le da a entender, probablemente mal.

- Abajo...

Dejo el brazo de fuera y meto la cabeza en el agua, cuando la veo a ella abajo conmigo le doy al clik, o creo que le he dado, no estoy muy seguro, salgo cuando ya no puedo respirar y toso un poco.

- umm...¿más?

Me estoy quedando sin ideas de lo que se puede sacar de una bañera, pero ella me pide la cámara con un gesto y se la doy. Saca una foto de ella despeinandome, mi cara de disgusto es natural. Y entonces quiero devolversela, le confisco la cámara y me incorporo a medias intentando despeinarla a ella, que se mueve a un lado y luego al otro, apartandose de mi mano, con lo que acabo resbalando un poco, intentando mantener la reflesh fuera del agua acabo agarrandome a lo primero que encuentro, que resulta ser su pecho, y en cuanto lo toco me quedo parado, la miro con consternación quedando incomodo y en silencio un par de segundos, la suelto, me pongo en pie y salgo de la bañera.

Me recompongo un momento, escurriendo el pelo sin mirarla e indico.

- ¿Traje de noche y champán delante de la chimenea?

El apuro dura poco. La miro cuando asiente y voy a por la ropa.